miércoles, agosto 25, 2010

Que lo valioso está en lo simple es un tópico. Lo simple per se no es argumento, sin considerar que, muy posiblemente lo simple esté lejos de serlo.

Pero pongo sobre la mesa las escasas piezas con que me he topado en mi camino. Las observo y me detengo en sus relaciones, y sin embargo, no puedo ver el puzzle. El sólo ejercicio de ver el orden es mi artificio, y en consecuencia, sólo me veo a mí mismo.


¿Puedo acaso ver algo más? En el mismo ejercicio, Descartes se detuvo en lo que consideró una verdad inalienable, su propia presencia que es su pensar, su pesquisa por el sentido inasible de su experiencia incomprensible.

Pero la experiencia está ocurriendo. No es sólo que este yo aquí en la experiencia – algo está ocurriendo, y si soy sensato, reconozco que ha ocurrido por mucho tiempo. Pero que la apelación a la sensatez no se considere el argumento: incluso si aquello de lo que tengo memoria fuera un sueño, ha ocurrido y en cierto modo continúa en este instante. Y en éste. Y en éste otro que sigue.

Está ocurriendo, y es aquí desde donde debo dar el salto. Pues la aberración está en mi percepción alienada, en la reflexión por la que marco la distancia y pienso desde la soledad de mis ideas. La aberración no es el pensamiento sino en el ejercicio, en la desvinculación objetivante, en el retiro perpetuo a las palabras, en la presencia incompleta. Pero apenas alcanzo a decir lo que pierdo al intentarlo; apenas aquí, me fugo, merodeando entre mis palabras que nada dicen.

Renuncio – y encuentro.

domingo, agosto 22, 2010

puntos suspensivos



Permitir, buscar, desarrollar una dimensión espiritual: ¿una perspectiva razonable? En un mundo plural y complejo, la multiplicidad de perspectivas es la norma. Las contradicciones políticas, culturales, humanas, son lo suficientemente radicales y dinámicas como para que nadie logre entender realmente qué es lo que está ocurriendo. Desde nuestra modesta orilla, observamos un mundo fracturado y en crisis, asediado por la industria de un deseo voraz, amenazado por la negligencia misma de los hombres que tripulan la gran máquina. Aquí y en todas partes percibimos los efectos de un habitar desordenado y sin proporción, desperdigado cada cual en sus apetitos, en sus costumbres y en su particular forma de ver el mundo. En el horizonte crepuscular, vemos arder las hogueras encendidas por las desmesuras del presente.

¿Qué hacer? No puedo dejar de sentir que soy yo quien está encendiendo esa hoguera, y creo que yo debería dejar de hacerlo. Pero no alcanzo a saber si estoy o no en lo cierto. Mi perspectiva es mi mundo, y mis valores son mi espejo. Intento razonar como si al hacerlo, no fuese yo quien lo piensa. Pero cuando lo intento, me veo confirmándome a mí mismo.

Y sin embargo me pregunto, ¿soy yo quien se imagina este problema?


Intento ser escéptico acerca de lo que pienso – no he de darme la razón tan fácilmente. Me digo: pierdes el tiempo, nada se está perdiendo realmente, ocúpate de otros problemas. ¿Acaso pueden tus acciones cambiar el rumbo inexorable de lo que no está en tus manos?

Después de todo, ¿qué es la filosofía? Generar ideas, respaldarlas en argumentos, exhibir o demostrar sus fundamentos, criticar sus contradicciones e inconsistencias. Así, deberíamos primero ocuparnos de definir quién es el sujeto que está presuntamente en crisis. Qué sistema de valores, qué modelo de sociedad, qué estructura política, qué trasfondo epistémico es el que está en crisis. Cuál es la crisis de la que hablamos, o qué es, en todo caso, una crisis. Articular esos conceptos con la diversidad de hechos, de conflictos sociales, de manifestaciones culturales, de la repartición de atribuciones y derechos, de la legitimación de unos discursos, de la exclusión de otros tantos. Y cuando hayamos definido todo esto con el rigor máximo, estudiaremos sus proyecciones, su vínculo con el legado de la historia del pensamiento, multiplicando la nación de las ideas como la fractal que se perpetúa a sí misma. Y después de tanto, habré olvidado de lo que me estaba ocupando.

Esto es hacer filosofía... (?)


Y sin embargo me pregunto, ¿qué importancia tiene todo esto? Desde la menesterosa perspectiva a la que me encuentro atado, se me hace inconcebible ocuparme de nada que no tenga verdadera importancia. Qué valor puede tener poblar el mundo de las ideas si no me ocupo de lo que ocurre. Lo que está ocurriendo ahora es la edición del periódico de mañana. En primera página, se publicará la muerte de un ciudadano local por obra u omisión de otro ser humano cualquiera. Se publicarán los entretelones de nuestras figuras de la televisión, las declaraciones de ediles y diputados, nuevas medidas de gobiernos que favorecen o no a la gente (depende de qué y de quiénes se trate). Y así también, serán muchas las noticias que no serán jamás publicadas: los efectos siempre locales del sistema que nos alimenta, las voces no legitimadas, las ideas políticamente incorrectas.

Como siempre, las caras del quiliágono son demasiadas como para ser concebidas y encerradas en un triste silogismo. ¿De qué lado de las ideas debemos estar, qué es importante y qué debemos hacer? Y mientras lo pensamos, el instante se ha diluido entre nuestros dedos. Nos hemos olvidado de la pregunta acerca de quiénes somos, porque perderíamos demasiado tiempo (una vida) en resolverla. Hemos preferido el compromiso con una imagen que no sabemos si es verdadera, pero que mantenemos consistente con lo que decidimos y con lo que hacemos persistir a fuerza de costumbres.

¿Es esto hacer filosofía? Alguna vez, afirmó Kant que las interrogantes fundamentales de la filosofía eran qué debo hacer, qué puedo conocer y qué puedo esperar. Pero ya a nadie le importan esas preguntas. La comprensión de lo que somos, de lo que podemos pensar, de lo que podemos decir y de lo que podemos hacer, se ha vuelto tan complicada, que perdemos las horas entre las líneas de esos razonamientos. Y mientras lo pensamos y nos decidimos por las ideas más granadas, anudamos nuestras acciones minúsculas y nuestros proyectos cotidianos a unos cuantos principios, y los enmarcamos en unos criterios razonables, sin olvidar, por supuesto, mantenernos al compás de las circunstancias. Puede ser o no que cambiemos el esquema más adelante, aunque para qué engañarse, puede ser que sólo terminemos por confirmar aquellas convicciones que una vez nos dijimos eran sólo provisionales.


Dejo de pensar en todo esto por un instante y miro por mi ventana. Garabateo estas palabras mientras un bus me traslada hasta mi casa, muchos kilómetros al sur de donde hace tan sólo una hora estuve hoy. Miro por la ventana y una sucesión de escenarios distintos desfilan sin pausa. Allí está la variedad de la vida del hombre, y más allá de los confines del pequeño asentamiento que es la vida de cada uno, la frugalidad de otras tantas formas que son silencio y vida – siempre, ante todo, vida. Desde esta ventana, todo parece repetido. Cada cinco kilómetros hay un paradero de buses, y a través de las cortinas dispares, en todas las casas los televisores sintonizan la programación de la noche. Aquí y allá, los peatones recorren todavía a estas horas las calles que seguramente transitan todos los días. ¿Qué es lo que hacen esas personas? Reconozco, ante todo, que siempre, algo nuevo. Las palabras que un hombre cualquiera pronuncia para un otro son siempre primeras y originales. Dichas así, como lo serán ahora, en este contexto, para esta otra persona y con el significado que sólo ahora puede tener, son irrepetibles.

Pero lo nuevo, sin la consciencia de su novedad intrínseca, es siempre repetido, y en eso está la paradoja. Sostenida en continuidad de lo que nos representamos que recordamos, la historia de cada cual persiste como una fábula contada por y para cada uno. La inercia de lo que ayer elegimos sólo puede ser consistente si hoy elegimos lo mismo. Y hasta que elegimos nos imaginamos.


¿Qué son todas estas preguntas y a dónde me llevan? Apenas lo sé, y sin embargo, descubrir su significado es lo que me importa. Y aunque no sea nada, siento que esto es hacer filosofía. Y una precisión más alcanzo a evocar. Pues para cuando decido terminar estas palabras, comprendo que volveré a mis costumbres y al compromiso con la imagen que tengo de mi mismo y de mi vida. Me sumergiré en mis relaciones con los otros, en determinadas preferencias, y quiéralo o no, mis infinitesimales decisiones repercutirán sobre el mundo y sobre mis congéneres, junto con las de todos los demás. ¿Qué es lo mejor que puedo hacer alli – aquí y ahora? ¿Qué valor le doy a todo eso? ¿Cómo voy a vivir a continuación? Dejo las palabras cuando reconozco que estas preguntas no son solamente determinantes para toda filosofía, sino que son además puerta para toda espiritualidad...

(Estos puntos suspensivos son lo que importa)


lunes, agosto 16, 2010

no basta un hombre
para cantar la canción del hombre
su pregunta perpetua
su merodeo en la ausencia
su oficio de costurero
para una realidad en retazos

no basta un hombre
para sostener el apetito del mundo
la saciedad buscada en la experiencia
en lo ajeno disperso
la intuición de la comunión imposible
bajo las formas distintas

un hombre
una vida
una historia
no dan abasto para este deseo inmenso
que hace proliferar su especie
saturando las calles
multiplicado en las voces
en las manos que dan y quitan
en el ingenio que extrae savia de las piedras
sed sin medida
que inflama mis venas y mueve mi carne
espacio y pregunta
a cerrarse quizá tan solo
con el último respiro

sábado, junio 26, 2010

r e t r o c e d e r


Para leer, para escribir estas palabras, debo retroceder desde la experiencia. Ya no soy alguien en presencia de las cosas, participando del coexistir con lo que ocurre. Soy una consciencia que escribe: “Ya no soy alguien en presencia de las cosas, participando del coexistir con lo que ocurre. Soy una consciencia que escribe: “


Retrocedo hasta mi evaluación de la experiencia. La hago pedazos, un puzzle. Analizo, relaciono, separo. La experiencia queda desmembrada en partes, ladrillos, conceptos que hacen pensamientos y enlaces a p entonces q.

Así ocurre, y en todo lo demás no hay misterio. Retrocedo hasta esta experiencia mental y aún con los ojos abiertos me amurallo en una madeja que no me deja ver, constelado de ideas y leyes racionales, asociaciones afectivas, impulsos primordiales, y esa suma de todas las imágenes de mis experiencias pasadas. Obstruido hasta por las intuiciones que me trajeron hasta aquí.

Pero todo este monólogo no está ocurriendo en el ahora.


El instante es lo que ocurre; sin embargo, nuestra atención se dispersa en ese dar un paso atrás desde el instante.


Y entonces me pregunto: por qué estoy aquí, qué debo hacer, qué puedo esperar.

Ya en la interrogación retrocedo y la realidad es dualidad ahora. Por este existir escindido, nace una inquietud (aunque no sepa cuál es o por qué) y un apetito infinito, voraz.

El hecho es que estoy. El deber es una construcción racional, y la razón debe buscar la mejor construcción posible – sin olvidar que es siempre una construcción. Debe porque puede concebir el mejor modo posible en que ocurra lo que depende de su voluntad, y de esa variedad de modos el mejor es lo preferible.

Esperar es no estar en lo que ocurre.


Quizá no sean estas ni las respuestas ni las razones suficientes – para discutirlo está el intelecto.

Pero todo ello es retroceder desde la presencia en la experiencia.


No las cosas, no los juicios sobre ellas, no mi ser afectado por las mismas. La presencia en la experiencia. Nada más es justo decir, nada más por añadir.

Da un paso atrás.

miércoles, mayo 19, 2010

recolecto las piezas del puzzle que guardo en el bolsillo
los dedos titubeando ciegos y ansiosos
hasta que cojo una ficha
y dice "ahora"

sobre la mesa
la tabula rasa que soy se pregunta
cómo encaja el ahora entre las sillas y la radio
mis manos y la luz de un día a medias

y sin embargo al mismo tiempo
como quien se viera a sí mismo desde el otro lado de la ventana
observándome en mi cara de puntos suspensivos
allí sentado con las piezas en la mano
me retiro y vuelo
distante y más pequeña la figura desde la ventana
mientras desde esta habitación me figuro
a una imagen
yo mismo
zafarme de la gravedad
flotar entre las ramas y desde allí sin parar hasta las estrellas
lúcido al fin
de que allí abajo
que estaba despierto solo soñaba

la fabulación persiste
sostenida en el espanto de reconocer
que el puzzle está completo
sin falta
en su desorden
en su desengranado ser disgregación, todo, partícula y fragmento
las frutas maduran y los hombres duermen
como el que cree que entiende estas palabras

nada falta
tomar las piezas
y elegir la figura siempre nueva del instante siguiente

sábado, mayo 01, 2010



Despierto en la niebla. Todo local cerrado, toda la gente en sus casas cuando se celebra en nuestro teatro el día del trabajo. Celebre usted, señor o señora, nuestra actuación colectiva, su participación en la charada, su mérito de máscara y títere.
Y trabajar, ¿para qué?
Soñé anoche que robaba un banco. Con dos desconocidos, nos hacíamos del dinero suficiente como para que ya no hubiesen mas estúpidas esas preocupaciones por lo que no debería haber ocupación en una vida que fuera verdadera.
Importa poco el transcurso del sueño. La única paradoja que rescato era el tener que seguir trabajando para ocultar que se era un ladrón. Pretender que lo que se tenía era el resultado del esfuerzo y no de la farsa, el timo, la gran mentira.

En seguida evoco las injusticias de este mundo de papel lustre, las desproporciones y el absurdo, pero me rehúso a hablar de ello.

¿Y si todo es sueño, qué sentido tiene todo esto?
Parece que mientras más dormido se está, y más prevalece la convicción de sí mismo en su ficción, más contento se debe estar en la performance de sí mismo. Pero como no puedo creer que esta parodia sea cierta, como ya no puedo sacarme de encima la noción clarísima de que todo es un puto montaje, estoy condenado a vivir aquí como de allegado, un tramoya sin gracia que grita tras bastidores "¡despierten, despierten!", mientras las marionetas representan su comedia y yo vuelvo a casa a comer el pan con mantequilla de mentira que reciben en pago todos los tramoyas del mundo.



sábado, abril 24, 2010

impromptu

en días grises como éste
miro al sol con los ojos cerrados
evocando el sol que ya no existe

en días tan grises
abro en vano las manos
cuando el corazón obtuso
amurallado por una melancolía extraña
por unas ganas de estar vivo
mientras en la contradicción absurda
respiro y pienso
y pienso en cómo se respira
y en como sería
si no pensara todo esto

en días tan grises
con la brújula atascada entre las tripas
con las certezas trizadas o en cenizas
un collage de la realidad se asoma por la ventana
con su caricatura de lo que deben ser las personas
subiendo a sus autos de papel lustre
vistiéndose en el celofán en descuento de tiendas que son cementerios de la vida
de la vida en la que no estoy tampoco
porque héme aquí escribiendo
para recordarme que debería estar despierto
y mientras lo recuerdo me hipnotizo
y me sigo el juego
hasta no llegar a nada
atiborrado en palabrería indigesta
atorado en la coma y en los puntos suspensivos

se me van así los días grises
mordiéndome la cola para que el tiempo pare
o para que las jornadas fueran otra cosa
y en desearlo un día más ya se ha ido
porque este deseo insensato
a la cordura no responde
porque ya lo dijo Artaud
que la sanidad es para los enfermos
y este soliloquio insano
no me hace mayor bien
que el de mantenerme conciente
de que estoy durmiendo
que esta fiebre se acabe
que se borren estas palabras
partiendo desde el punto último
mientras este suero no alivia el delirio
que alguien por favor
me lleve de vuelta a mi casa

miércoles, abril 14, 2010

[sin título 3]


algo llamado hogar
cobijo tibio y tierno
lugar anterior al lenguaje
posición fetal

¿a donde me llevan estos pasos hechos de palabra?
digo "felicidad"
y una voz encerrada en un sótano del corazón
evoca remanso y placidez
no más del dolor ni de la fatiga de las horas
ya no más del desgastado afán que no encuentra
irresuelto suspensivo
no más del merodeo a tientas
de la espera
del deseo
del trabajo

pero no es hacia allí donde vamos
corazón meloso
ni abrazarás de nuevo
a tu osito de felpa

no sabes adonde vamos
ni te servirá llenarte la boca de la sabiduría que no entiendes
porque el instante que sigue
no lo conoces ni lo esperas

apenas sabes
que el mandala se proyecta en lo extraño
para volver sobre sí mismo

martes, abril 06, 2010

Sombra crepuscular. Figura humana que se recorta contra un rojo incandescente, mientras un sol añoso declina tras vagas colinas que evocan porvenir. Su mano titubea y busca en los bolsillos un indicio que no encuentra. Se engaña el ojo si piensa que era ese manojo de llaves ahora en sus manos lo que ese gesto nervioso buscaba. Ese gesto y más nada: la figura permanece inmóvil, con una mirada sostenida en la espera de nada, en el transcurso repetido de lo que sin variación ocurre en cada atardecer. Cogido por el contraste del color, como si fuese la noche naciente la que lo estuviera mirando, el hombre una presa devorada por le penumbra.
El sonido de aves que migran a su morada le evoca una conversación. En alguna tarde perdida y sin fecha, una voz habló de esos cantos como si fuesen gritos, una naturaleza desgarrada en dolor, abierta en animalidad y absurdo, en desorden y sangre encerrada en un armatoste vivo. Y este, ese que evoca cualquier tontería mientras espera cualquier cosa, había tenido algo que responderle.
Pero de esa respuesta no queda nada, ni la certeza ni sus puntos suspensivos entre las monedas que restan de comprar un kilo de pan.

Alguno vez fue diferente. En las jornadas que hoy no son más que su relato, hubo un propósito y una tarea. Todos los senderos conducían hacia un norte cristalino, el fin en sí mismo que justificara el curso de las horas, el vestir de las máscaras, el trajín de una repetición ahora siempre nueva.

Pero de eso ya no más. Así que la figura gira sobre sí misma y vuelve a casa. Lo mismo, lo sabido, lo conocido otra vez. Insípido e incoloro, grisáceo circular y engranado, vestido de corbata como quien engrasa una pieza para que funcione, con su amasijo de buenos días y muchas gracias, caricatura que se sonríe y se ocupa del menester importante, cuadrado a fuerza del espacio que le toca en el puzzle, la misma firma y los mismos dientes, desplanchado en el vestir para marcar la diferencia que no interesa, llamado por su nombre cuando paga sus cuentas, su figura recortada contra el multicolor de las tiendas de descuento, su gesto en la caja, el manoseo de las monedas y la transacción cumplida.
Volver a eso. Como si fuese una opción y como si hubiese libertad en ello. Como si a alguien le importara que haga bien su trabajo, como si tuviesen un valor sus ideas, como si de algo sirviera todo esto.

El atardecer se ha ido a púrpura y solo su color persiste. Sin voz figura o pensamiento que ocupe el cuadro, sin nadie que espera cosa alguna, sin gesto inconcluso ni una pausa que le contenga. Más nada, unas luces que titilan, unas fauces que se cierran y un silencio que nada concluye.

sábado, marzo 13, 2010

necesito volver
necesito
volver a mi centro
recomponer mi forma
componerme
enmendarme
zurcir como pueda este corazón sin relleno
pegar las piezas
soldar los huesos que no hacen mi osamenta
ser yo mismo
para no vivir como un guiñapo
marioneta del instinto
muñeco de plástico hecho de carne
que habla en la jerigonza de los ciegos
tropezando y no yendo a ningún lado
carcasa que con televisores se conforma
mueca que ríe al compás de una fanfarria hecha para zombies
de una danza hecha de trabajo y recompensa
rutina para ratones
imitación de la vida patrocinada por la cocacola
al compás de liquidaciones en tiendas de electrodomésticos

quiero ser lo que soy
no esta entidad que escribe versos sin mérito
ser verdaderamente y en todo el ancho de la galaxia
no un funcionario ejemplar
no un pretexto para pifias o aplausos
no un niño que guarda sus heridas en la lonchera
mientras se sube a la micro en un traje de hombre

lo que soy
yo
yo mismo
aunque eso no sea nada
aunque mi esencia sea un puñado de aire
un silbido en el viento
una ola insípida que se perderá en la marea

quiero ser o hacerme estallar con el universo
reventarme en una colisión de planetas
germinar hasta que unas espigas lleguen al sol
o aniquilar todo ser y toda vida
para que no quede nadie que recuerde
lo que nunca llegó a ser

fulgor apagado
habitación vacía
cayendo la tarde

el silencio multiplica la repetición de una ausencia
en la monotonía de lo que no ocurre
sobriedad de un espacio sin nada
allí donde debiera manar la vida en abundancia
explanada desértica en donde debía crecer la primavera

le echas la culpa al cansancio
a las rutinas y a tus defectos
aunque en general no hagas nada

en una esquina polvorienta permanece tu vela
el camino cerrado hasta nuevo aviso
la huella sobre la que comienza a crecer la maleza

el lamento no sirve para saber adonde ir
mientras las palabras matan a piedrazos a la voz que te salvaría del naufragio

así que te da vergüenza devolver la mirada
a esos ojos que miran desde el centro de la plaza
en donde el ajusticiamiento infiel procede sin pausa
mientras te das la vuelta y niegas que le conoces.

y sin embargo todavía
bajo el griterío indecente escuchas:
"vuelve de tu noche
vuelve
que esta luz no morirá
si te quedas conmigo"

miércoles, marzo 03, 2010



"Obsérvalo durar mientras duele:
no durará."

Pero me pregunto si sabes lo que dices
o si en lugar de ojos no tendrás ladrillos.

¿En qué lugar es que palpita tu corazón?
¿Acaso no es como el de todos
descansando sobre sus tripas?

Allí está y perdura. Lo observo y no se va.
Lo miro y se enciende
- con piedras que arden bajo la carne
la paciencia no es mas que el arte
de echarle leños encima.

Lo observo y quiero retirar la mirada
perderme en las vitrinas
en pagar a tiempo las cuentas
en hacer de buena persona
cumplir con mis obligaciones
trabajar, con diligencia y desde las ocho
perderme en los libros y en los almacenes de abarrotes
discutir por el precio del pan
mientras me subo y me bajo de los autos de desconocidos

una cerveza y un mal programa en la televisión
un par de tetas y unas risas estúpidas
al son de la fanfarria que anuncia la publicidad del plástico
anestesiarían esto que no cesa
- cauterizaría la herida
si pudiera arrancar de cuajo
al espíritu de este trapo.

nada sirve y dices que no dura
que la belleza muere y que no me pertenece
que esta no es mi casa
que es el dolor el que habla


rompería a piedrazos tu cara si la tuvieras.

Dices: "en última instancia, todo es ilusión". Que el apego a las cosas sólo produce dolor, que aferrarte a quien se supone que eres, al amor propio, a tu historia, es una amenaza que coarta la libertad del espíritu. Y que debes nutrir el espíritu según tu propia medida, según tu propia percepción de la luz y de lo sagrado.

Que todo es ilusión, que nada dura. Pero ¿y si tiembla la tierra y se traga a tus amigos? ¿Cómo soportas la ilusión? ¿A dónde esta el norte, qué es ahora lo que tienes que hacer?

Todo parece tan claro a la luz del día. Las formas tan nítidas, y el sendero, aunque disperso a lo largo del bosque y la colina, tiene un sentido y caminas hacia alguna parte.
Pero en la penumbra es la hora de encender las velas, y te tiemblan las manos y no atinas como hacerlo.


- "Por favor abroche si cinturón. Podríamos tener algo de turbulencia".



lunes, febrero 15, 2010

sí / no



un gran "sí"
mece las ramas
y acaricia las piedras
aquí y allá
siendo a su vez roquerío y follaje

sube por tu espina dorsal
el "sí" que se pronuncia
y no eres tú

unos ojos antiguos
y una carcajada que abraza al universo
miran tu máscara caer y hacerse añicos en el suelo

simple y diáfano
de más cualquier decir

para cuando termino estas palabras
de las comisuras y pliegues de tu carne
como una maleza
la máscara ha vuelto a crecer.


***


no

un "no" inmenso
serio obtuso arrogante
crece de tus labios y tus palabras
como ladrillos que se arriman para protegerte
de lo absurdo que sería no ser tú

unos ojos miopes tras oscuras gafas
nunca han visto al atardecer como un atardecer

cerrado por dentro como una puerta
tras la cual el sol entra por cuentos y diccionarios
mientras sentado en tu silla
dudas sobre si el sol existe

alambradas de incertidumbre y heridas

aferrado como un náufrago
a tus medallas y a tu buen nombre
mientras te ahogas en ti mismo

te paras frente a la puerta
y piensas hacia adonde te llevaría
así que te sientas en tu miedo y lo meditas todavía un poco
enclaustrado de por vida

.

domingo, febrero 07, 2010

el mundo sólo existe
desde hace un segundo


fin.





[ Cuadro: "Ajna", por Marvin Smith. Más en: http://www.marvinsmithart.com/home ]

martes, febrero 02, 2010


metta bhavana

tanto amor
como para que de las flores muertas sea de nuevo la vida
como para que su muerte nutra a los rebaños devoradores de praderas

tanto amor
como para que de la desolación de todos los inviernos
sea la primavera
la proliferación de su fragancia y sus manantiales
como para que no quede un desierto sin saborear la lluvia generosa

tanto amor
tanto
como para que ningún dolor sea eterno
ninguno
y no quede herida que se resista a cerrarse en un amanecer

tanto amor
- sea la multiplicación de los seres
y en ellos la ocasión de la felicidad verdadera

tanto amor
como para que se multipliquen las conversaciones en las plazas
para que no falten las verduras en los mercados
como para que sea posible tu postre favorito
para que compartan el pan los hombres
para que los niños jueguen en los parques despreocupados
y para que cuando esos niños no lo sean más
tengan el coraje de traer a otros tantos a la luz del mediodía

tanto amor
como para que no perdure una guerra
ni sea la incomprensión antes de ella
ni la herida ni el miedo ni la posesión que estuvo antes
ni así el odio ni el rechazo
y para que un día
no se dividan los hermanos por lo que es tuyo y lo que es mío

tanto amor
como para expandirse por todo el universo
y para que este sentimiento inmenso
contagiara a las aves y alimente a los valles
y para que hasta el último de los desdichados
encuentre un día una paz que no se quede
pero que ocurra a cada instante

tanto amor
como para que dure para siempre
por siempre y más allá de las fronteras que te separan del mundo
de las palabras con que lo miras desde fuera
de las alambradas que pusiste en tu casa
de tu nombre en tus pertenencias que no son tuyas ni de nadie
de la violencia de tus calles
y de la alarma de tu auto

tanto amor
como para que el nudo de tu corbata no te impida ser una persona
como para que no sea una estupidez equivocarte
como para que no temas al fin del mundo ni al fin de tus días
ni te arrastre al furor fanático el temor a tu infierno

fluye
a través de ti mismo y de cada uno de tus poros
de tus manos y tus piernas
en el aliento vivo que roza tu nariz y que nutre el más vano de tus pensamientos
fluye aquí y ahora
en amor tan inmenso y frugal
como para querer que también otros
compartan este momento



[anahata]
.

himno


se oye la vida
en los hombres y mujeres que untan el pan
en el trajín de los platos y las cucharas
en las sábanas desordenadas
en el griterío de las calles
en bancas desoladas de madrugada
en la maleza que crece al costado del semáforo
y en las flores que nacen entre las tumbas

allí la vida se oye
- pero ellos no la escuchan

no perciben su triunfo
en la lluvia que nutre los campos
en las mochilas que caminan al colegio
ni en el cantar del gallo al despuntar del día

canta y vibra
aquí y en todas partes
susurro sibilante, barullo y silencio
el viento que mueve las ramas
es siempre el primero y siempre el último

pero no la escuchan
y salen a las calles por su alimento
y en su caminar atareado
hacen girar la gran rueda
sin buscar su centro

pero no hay tal centro
sino el impulso que mueve al impulso siguiente
el latido que precede a este instante
este momento tan solo
sin misterio
sin secreto
sin cortinas

no la escuchan
porque no sienten ni sus manos
no perciben
que incluso allí en donde piensan en la muerte
- en la agonía última
todavía la vida ha triunfado

la muerte es la muerte
y ella también tendrá su momento
- lo tiene ahora
porque un millón de células murieron de este pensamiento
y el impulso de estas palabras
ha muerto para cuando decido contarlas

y aún así sigo cantando
porque la vida no es las cosas
ni eres tú ni yo
sino la canción de nadie
que persiste sin pausa
que palpita en cada uno

canta conmigo sólo por cantar
olvida lo que mienten mis palabras
y baila hermano
baila sin verguenza
con o sin llanto
pero con los ojos abiertos
y el corazón empapado

porque se oye la vida
allí donde terminan estas palabras



[30.01.10]

miércoles, enero 13, 2010




satori wannabe 2



Cómo describen la realidad tus palabras?
Entra la flor en ellas?

Sé que no entra en las mías
y por eso no tengo una verdad que ofrecerte

me rindo y el vacío me abraza
un aliento tibio que es la brisa de la tarde
la hierba
los dedos menudos del árbol entrando en la tierra
la humedad que la nutre
la vida que nace y que existe

miento

así que me rindo y no comprendo
y en ese no comprender me abrigo
como el que se aferra a una nube
y se deja arrastrar por ella

renuncio
abandono la pesquisa y me entrego
me arrojo de cabeza y no pregunto

hasta que lo arruino todo y pienso,
y así, en cierto modo,
ya no existo


.

lunes, enero 11, 2010


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hay una puerta antigua
nunca ha sido abierta

tras su reverso
una escalera antigua
peldaños de piedra
oscuro y silente
desde cuya profundidad
exhala un aliento la boca de la noche
para quien descienda en su vortex


Pero no has abierto esa puerta y no sabes lo que hay.


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LET GO!
noche.

despierto.
lúcido y en medio de mi cama.

alguien pregunta: ¿quién está ahí?

intento levantar mi cabeza
y en la penumbra de la habitacion
miro hacia la puerta
- su sombra no proyecta nada.

miro, pero nada o nadie,
y sin embargo me asusta la presencia inminente de alguien o algo.

no puedo moverme.
intento incorporarme,
pero no puedo mas que observar la situación en la que me encuentro.

pánico.

como si la presencia estuviese ya justo a mi lado
intento levantar la mano hacia mi rostro
para tapar mis ojos

imposible

y grito.


entonces despierto. en la misma posición del sueño. intento comprender lo que ocurrió, indagar su significado. en principio, no es la inminente aparición de algo lo que me asusta, sino la lucidez del sueño. aunque no es exactamente la sensacion de estar despierto, estaba allí despierto, sin control de mi esqueleto, prisionero. pesadez infinita del cuerpo.
en el mismo día había leído sobre sueños lúcidos, y cómo mucha gente experimenta estas experiencias al principio como pesadillas. esa explicación me conforta y vuelvo a dormir.


ahora intento interpretar el significado de esa racionalizacion a las 3 de la mañana.

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[esto no pretende merito literario. simplemente, a falta de decir algo nuevo, empiezo a soñar cosas. cosa rara en alguien que nunca recuerda sus sueños.]

lunes, enero 04, 2010




Sueño con ballena.


Desciendo por una calle con mi padre. Miro hacia el mar, y en la bahía emerge, se sumerge y vuelve a aparecer una inmensa ballena. De alguna forma, parece que la ballena nada hacia atrás. Quiero bajar y llegar a la orilla, para sentarme y contemplar a la ballena, tan inmensa que ocupa más de la mitad de la bahía. La visión es hermosa (me conmueve tanto que cuando momentos después de despertar, no quiero volver a dormir para conservar su imagen).
Es el animal más grande que haya existido. Quiero llegar hasta la orilla, porque de algún modo sé que trae un mensaje, algo quiere decir.

Cuando he bajado ya algunas calles hacia la orilla (estaba lejos), veo que hay muchísima gente en la costanera. Aquí no recuerdo muy bien. Me da la impresión de que la gente no entiende lo que la ballena quiere comunicar, quizá no saben que algo quiere comunicar: sólo miran anonadados.
Al final, la ballena se marcha. En el fondo simplemente sigue su camino. Lo curioso es que se va nadando hacia atrás, aunque en verdad no es un nadar rectilineo: el inmenso animal se mueve a sus anchas en el mar.
Pienso en mi sobrino (que tiene dos años), y quisiera mostrarle la belleza de este ser, mientras lágrimas caen de mis ojos cuando recuerdo que hay gente que mata a estas ballenas.
Despierto.


[Esto no ha sido escrito con fines literarios, sino porque la escritura sustituye a mi malísima memoria. y esto lo quería recordar. Creo saber lo que significa el sueño, lo que quería decir la ballena, y me hace sentido]