sábado, marzo 13, 2010

necesito volver
necesito
volver a mi centro
recomponer mi forma
componerme
enmendarme
zurcir como pueda este corazón sin relleno
pegar las piezas
soldar los huesos que no hacen mi osamenta
ser yo mismo
para no vivir como un guiñapo
marioneta del instinto
muñeco de plástico hecho de carne
que habla en la jerigonza de los ciegos
tropezando y no yendo a ningún lado
carcasa que con televisores se conforma
mueca que ríe al compás de una fanfarria hecha para zombies
de una danza hecha de trabajo y recompensa
rutina para ratones
imitación de la vida patrocinada por la cocacola
al compás de liquidaciones en tiendas de electrodomésticos

quiero ser lo que soy
no esta entidad que escribe versos sin mérito
ser verdaderamente y en todo el ancho de la galaxia
no un funcionario ejemplar
no un pretexto para pifias o aplausos
no un niño que guarda sus heridas en la lonchera
mientras se sube a la micro en un traje de hombre

lo que soy
yo
yo mismo
aunque eso no sea nada
aunque mi esencia sea un puñado de aire
un silbido en el viento
una ola insípida que se perderá en la marea

quiero ser o hacerme estallar con el universo
reventarme en una colisión de planetas
germinar hasta que unas espigas lleguen al sol
o aniquilar todo ser y toda vida
para que no quede nadie que recuerde
lo que nunca llegó a ser

fulgor apagado
habitación vacía
cayendo la tarde

el silencio multiplica la repetición de una ausencia
en la monotonía de lo que no ocurre
sobriedad de un espacio sin nada
allí donde debiera manar la vida en abundancia
explanada desértica en donde debía crecer la primavera

le echas la culpa al cansancio
a las rutinas y a tus defectos
aunque en general no hagas nada

en una esquina polvorienta permanece tu vela
el camino cerrado hasta nuevo aviso
la huella sobre la que comienza a crecer la maleza

el lamento no sirve para saber adonde ir
mientras las palabras matan a piedrazos a la voz que te salvaría del naufragio

así que te da vergüenza devolver la mirada
a esos ojos que miran desde el centro de la plaza
en donde el ajusticiamiento infiel procede sin pausa
mientras te das la vuelta y niegas que le conoces.

y sin embargo todavía
bajo el griterío indecente escuchas:
"vuelve de tu noche
vuelve
que esta luz no morirá
si te quedas conmigo"