sábado, diciembre 27, 2008

En Los Trabajos y los Días, narra Hesíodo el mito de las edades, el relato de cinco razas de hombres, a la última de las cuales pertenecería el inspirado rapsoda. Los hombres de oro, hijos del tiempo (Cronos), habrían sido aquellos que, como ningún otro después de ellos, vivieron como dioses, sin sufrimiento, injusticia ni enfermedad. Después de ellos, las razas no hicieron otra cosa que degradarse. Los hombres de plata, aquellos que se negaron a rendir tributo a dios alguno y que a pesar de su nobleza, no soportaron que Zeus acabase con ellos para siempre. Los hombre de Bronce, terribles y vigorosos, y que aún así también murieron. La edad de los héroes, la mayoría de los cuales murieron en Troya, mientras que otros aún habitarían en las lejanas Islas de los Afortunados. Y por último, los hombres de hierro, imperfectos y "de voz articulada".



¿Cuando fue que nos convertimos en hombres de plástico?
¿Qué Dios acabará con nosotros?
¿Quién escribirá nuestra epopeya sin héroes ni honor ni gloria?

la última jornada de los hombres de plástico



















en los últimos días de la jornada del hombre
el trabajo fue abandonado
las industrias se detuvieron
y arrepentidos volvieron hacia la ausencia del lugar primero
en que alguna vez habitaron

a la tierra viva de la que subieron
y que ahora agonizaba con ellos



demasiado tarde volvieron a casa
y allí, solos y enfermos
murieron los últimos descendientes de madre y padre


el polvo tuvo lugar
y la falta de palabras
de juegos
de contiendas
de discursos, mentiras y asambleas

y desde entonces y para siempre
no se volvieron a subir los precios en los almacenes
ni hubieron disputas por la legislación del azúcar
ni se separaron los hermanos por sus convicciones religiosas

abrazados todos en el olvido de los cementerios
las ruinas y las ferreterías vacías.


[imágenes extraídas desde: http://www.abandoned-places.com/thumbnails.htm ]