viernes, noviembre 18, 2022

 


La muerte y el diablo.

 

Los mismos hábitos, la misma rutina. Un celular suena dos, tres veces hasta que logra sacudirme para iniciar un día, como otros. No hay nada inesperado de camino al trabajo. Confío, me entrego a sostener con firmeza el volante, y manejar esos 15 kilometros a 140 por hora. El atochamiento de siempre, los atajos para llegar un minuto más temprano. El agrio saludo a esos primeros colegas que uno se encuentra por la mañana. Su conversación sobre los goles de la fecha, las esperanzas del equipo favorito en camino a su coronación, no me estimula. Reviso algunos exámenes, sin colocar en ello demasiada mente, en la espera de que entren por la puerta algunos rostros familiares. Los chistes estúpidos, la simpatía sincera, la complicidad en un arrastrar la piedra común de subida a una colina interminable. A la rutina de vuelta, a la repetición de los mantras, a dispensar las maneras apropiadas. La misma historia por tantos años.

Y así hasta el regreso a la casa, a las secuencias invariables, el afecto en sus dosis cotidianas, en sus pautas aprendidas, en su modalidad repetida.

 

Así que invoco al diablo. Para que incendie las praderas, para que consuma los cimientos, para que devore mis ansias. Invoco al demonio del deseo, una víbora incandescente, su mordida un bocado siempre nuevo y vivo. Su sangre ancestral, su torcido torrente, su fluir antiguo, su sal hija de la fricción de la roca contra el océano.

¿A dónde me lleva este apetito infame?

domingo, octubre 30, 2022

 hay un tiempo para epifanías

y otro para la amarga decepción del mundo




martes, julio 19, 2022

Saludo de cumpleaños para mi padre que ya no está

 

Me pregunto si nos abrazas de una forma diferente.

Si el precipitar persistente de las nubes,

el susurro discreto de la brisa en el follaje

son una forma de manifestar tu presencia.

Si la miríada de gotas

                    adhiriéndose innumerables en mi ventana

es la nueva forma de tus manos.

Si este silencio es un modo nuevo de hablarnos.

 

Pero yo no puedo tocarte.

Así que dejo que la lluvia escurra por mis prendas,

que el silencio me envuelva

que esta brisa me abrace.

 

Sea esta mi forma de saludarte

en lo que hubiera sido tu cumpleaños.


jueves, julio 07, 2022

Bosque Carreteraustralino (por editar)

 


Qué extraño

reconocerse en la rugosidad del pangue

en la forma irregular de los árboles barbudos

la vellosidad escalonada en el brazo de una costilla de vaca

        el despliegue de sus dedos múltiples


en la frondosidad desnuda, elevada, espesa

coronando la columna oscilante de los ñirres viejos

recortada contra un cielo azul, mudo y polar

        la indiferencia lejana del cirroestrato

en la pausa de su floresta mecida por el viento

allí estoy


en la sombra densa y húmeda que mora en las raíces del bosque

en el tronco partido, en el brote nuevo que nace de su fractura

en los nudos del hualle

también allí me reconozco

en las telarañas inconclusas
en la ternura del musgo
no finjo discurso, no aventuro palabra en este santuario
el tránsito de los insectos es más verdadero 
el canto del chucao me evoca una lengua perdida
este silencio
esta complicidad plural y desbordante
me habla


miércoles, junio 29, 2022

Isla de los Curas

 

De camino a casa, tomando el camino de la costa, me detengo frente a la Isla de los Curas en Chinquihue. La isla es pequeña, y si acaso, debe tener unos 200 metros en su extensión más ancha. No más que un puñado de tierra, coronado por una arboleda profusa, densa, ostensiblemente verde, sobre un manto de aguas claras.

Pero apenas miro la isla. Observo su reflejo fracturado, su forma desdibujada sobre una superficie rugosa y mansa. De no ser por el testimonio de su caricia intermitente sobre la orilla, casi podría decirse que no hay olas.
Una veintena de embarcaciones duerme bajo un cielo de media tarde. A medias nublado, a medias expuesto al frío que envuelve la soledad de una nostalgia queda y muda.
Observo ese reflejo, y recuerdo a mi padre, sus últimos días. También sus pies eran rugosos. Ya postrado, y habiendo abandonado la actividad de caminar sobre esta tierra, sus pies se acalambraban y dolían. En el mejor intento por aliviar su sufrimiento, masajeaba sus plantas, sus dedos, sus pantorrillas. Inexperto, pero no por ello menos afanoso, intentaba, como podía, transmitirle algo del calor de mis manos a unas piernas que vaya si habían caminado en esta vida.

Pero no todos los dolores pueden aliviarse con loción y masajes. No fui capaz de hacer nada cuando en una de esas noches de aquellas ultimas semanas, lloraba en silencio, tendido y mirando hacia algún sitio más allá del cielo raso. "Tengo pena" - balbuceó. Solo pude acariciar su frente, como lo hacía cuando por las noches, de niño, yo tenía miedo.

Una familia - matrimonio, abuela, niños - invade mi playa, interrumpe, profana mi contemplación melancólica del horizonte. Como si no hubieran mejores estaciones para caminar frente al mar. En su tránsito por la orilla, evaden a este personaje rapado de mirada perdida y manos en los bolsillos.

El tráfico de las gaviotas y de las olas jamás se detiene. Ojalá pudieran llevarse consigo esta carga. Mi padre se ha ido, pero esa tristeza se ha quedado.

domingo, junio 26, 2022

Kintsugi

 











se mudó a una casa, a las afueras del mundo

lejos del tráfico, de la panadería a cien metros

de los perros sueltos en las calles

de la comodidad de locomoción disponible en horarios regulares 


desde su ventana contempla

en la distancia

pequeñas aves rapaces danzando en trazos sinuosos

el perfil de su sombra sobre un horizonte discontinuo y forestal

la llamada lejana de un gallo

abejas curiosas que visitan el cristal de su burbuja campestre


el aire fresco expande sus costillas

la fragancia de los árboles se adhiere a notas de café negro y amargo

espera

respira


sabe que hay algo roto

una fractura

sabe que hay algo incompleto y partido

piensa

que con yoga y libros puede zurcir la herida

que con disciplina y trabajo puede remendar la fisura

embellecer con oro y pegamento, y ensamblar así los bordes afilados

unir las piezas de la vasija quebrada

restaurar la astillada forma

y así, seguir viviendo


pero a la luz de un sol de invierno

la fractura, sin embargo,

a veces,

sigue doliendo.



  

domingo, junio 19, 2022

Visita al Cementerio

 


Cuatro rosas de plástico
abrazan a un Cristo oxidado:
su semblante
sus costillas
y por el musgo y la lluvia
su fisonomía deformada y carcomida.
Su gesto tan solo persistente
su promesa inconclusa
sus manos abiertas y estrechando
un silencio sostenido, apacible y campestre.

Tus nietos bribones
se persiguen entre las callecitas en el vecindario de los muertos
merodean las tumbas sin pedir permiso
buscando la más curiosa, la más conspicua
el nombre más raro
la fecha más antigua.

Un techo de nubes grises
de la lluvia se abstiene todavía
y en la distancia resuena tan solo
intermitente y diáfana
la canción de las bandurrias y los loros.

¿Saldrás de tu mutismo, padre?
¿Te zafarás de tus tres metros de tierra
y harás a un lado las flores frescas que te traigo
para concluir esta pena callada
esta lágrima lenta
con uno de tus abrazos?



miércoles, junio 15, 2022

fractura y entonces magma


 me fracturo

y napas subterráneas de aguas negras

de magma, horror y furia

borbotones densos de angustia coagulada 

emergen de las comisuras de mi forma incompleta

ebullen y desgarran la tierra e incendian

las praderas mansas

el vergel de una paz apenas conseguida

los frutos de una primavera breve


ciervos y aves de colores vivaces y alegres

familias de tiernas criaturas huyen o perecen calcinadas

hectáreas de dulces flores 

son arrasadas

por la emanación combustible y corrosiva

de un dolor amargo y sin nombre


una soledad incandescente inflama las copas de los árboles

y vuelve cenizas sus tiernos brotes


¿qué clase de monstruos tristes habitan en el centro de mi planeta?



domingo, junio 12, 2022

viento sombra cerilla



 el extremo incandescente de una cerilla

su flama primera 

sostenida

persistente

este mismo instante

la cerilla consumiéndose

su crepitar

siendo

ahora.


medianoche de domingo

sostenida

el viento abraza con torpeza las copas

y una copa corona un cuaderno


la noche es una cabeza de lobo manso 

                                          echado y durmiente sobre la arboleda 

la floresta y las nubes su pelaje brumoso

intempestivo

brama su aliento 

su resoplar insomne agita los cristales


este momento

ahora

la sombra 

mi sombra

persiste tras la ventana


es la noche la que me está mirando



viernes, mayo 20, 2022

Premonición del Toro



Sueñas con un toro negro

irrumpiendo enorme

sus pezuñas toscas y torpes

su forma desmedida y bruta

bufando amenazante

intrusivo

crispado

violento


El toro - un hambre primordial y sin nombre

un rostro del ansia que corona la nada

tentáculo de la soledad y el miedo devorador de estrellas

                                        en el centro vacío y centrífugo de las galaxias

contorno áspero del vicio

emisario de una sed monstruosa y rota

espiral tortuosa hacia una saciedad imposible

buitre, toro y serpiente al mismo tiempo

insondable oscuridad de medianoche de los bosques malditos y rancios

sed

soledad

deseo

muerte

dolor


deseo y dolor, siempre


a medio camino de la madrugada

tengo miedo:

el animal negro resopla y golpea a la entrada de mi casa.


jueves, abril 21, 2022

Todos los Niños Están Rotos

 



todos los niños están rotos

pero no lo saben hasta que se hacen grandes


con sus ojos de gente vieja

se miran extrañados y tristes

y reconocerse intentan 

sin éxito

en espejos gastados


inútilmente persiguen 

palpando los surcos de unas manos ajadas

la motricidad de los juguetes que no son más

los peluches olvidados en su rasgaduras

el abrazo apretado de personas que ya no


rotos

llevan a cuestas en maletas antiguas

fotografías y anotaciones para recordarse

para decirse que esos años imprecisos fueron ciertos

todos 

todos, menos las heridas que no envejecen

todo 

menos el temor a la soledad y a la gran noche


escribo al reverso de un retrato sin fecha:

un día anaranjado me volveré a encontrar con mi padre




Arrebol

algunas tardes

el rojo crepuscular logra descocer mis costuras viejas

y el zurcido metódico, el remendado trabajo de años de contener la herida

se vence

se abre

se expone


y la herida respira

inhala profundo el aire atareado de mis cuarenta años

inhala y hacia dentro

bajo una atmósfera densa, brumosa y púrpura

en medio de un bosque de ramas quebradas 

al borde un riachuelo modesto

sentado sobre la roca vestida de musgo

juega un niño que observa las golondrinas


su mano sostiene piedrecillas de colores

colecciones de hojas 

semillas y temores


rajado el cielo por un costado

abierto a dolores que no envejecen

un aliento repetido exhala su invierno 


el niño mira el enorme tajo cenital

y se pregunta si alguna vez

cuando sea grande y viejo

dejará de sentir esta soledad triste de chiquillo roto


es hora de volver a zurcir la herida



domingo, abril 25, 2021

Soy Arena

 




A veces, 

a veces cuando lo pienso,

cuando realmente me detengo, y pauso mis ocupaciones de hombre

Me doy cuenta.


Me doy cuenta, 

            y una sensación cálida y furiosa me incendia e irradia

            desde el corazón, hacia cada alvéolo, cada capilar y cartílago 

                            me inunda, me desborda, me sobrecoge y me lleva al llanto.

 

Me doy cuenta, y lo entiendo

que soy la arena

que habla y piensa

que de un hombre ha tomado la forma breve 

-                            -        un hombre más, apenas, entre las formas múltiples

                               igualmente esculpidas todas por la sucesión de otoños y crepúsculos 

          arbitrario y solo a la orilla del océano sin nombre

 

y entre las figuras diversas

mis hijos,

mi compañera,

mis padres,

                mis amigos

 

Durando brevemente

bajo el sol de mediodía

en el intersticio de las olas

en la pausa, en el instante evanescente,

en la fracción minúscula que asumimos garantizada

 

Soy

soy ahora

la arena

a ser borrada en la próxima marea

jueves, diciembre 27, 2012

divinorum 4




Se trata siempre
de esto que soy
esta consciencia
singular
esta mismidad simple
esta letra pequeña en el rincón de una página
esta proyección mental de mi mismo
en el intento imposible
desmesurado
la colectividad que es mis células, mis tejidos, la floresta que es mis músculos y mis huesos
abrazada en la inimaginable apertura a lo infinito
mis prolongaciones neuronales
el tejido completo de lo que estoy llegando a ser en este instante
arrojado
volcado por entero hacia lo absolutamente otro
fractal desplegada sobre el desplegarse de sí misma
mis extensiones innumerables
mi prolongaciones concretas
torpes
inconstantes
hacia el abrazo 
de lo otro

pero no lo encuentro
me constato a mi mismo
de vuelta
como un marinero que ha salido por la noche
ha soltado el bote
y se ha entregado a la penumbra
sin rumbo
sin meta
a la deriva y hacia la nada
sin estrellas
sin luna
el marinero y el océano

y silencio

y lanzo mis redes
allá
mucho más lejos de donde se dibuja el horizonte
allí donde el abismo es superficie vacía
donde olvido mi nombre
mis señas

sin historia
sin ruta precisa
el bote
la marea
el silencio

y encuentro nada
nada salvo a mi mismo
relatándome esta historia
narrándome y siendo al mismo tiempo en ella

mientras por la mañana vuelvo a casa
errabundo y ebrio de olvido
de la memoria de la flama no alcanzada
de extravío 
de pánico y locura

miro hacia el este
y sonrío

el sol es generoso y brilla

miércoles, diciembre 26, 2012

(apuntes filosoficos, no poema)

lo otro no es
pues "ser" es ya una objetivación
una categoría
un rótulo.

no es, ontológicamente hablando
es, desde el punto de visto de nuestra representación
desde una categorización arbitraria
conveniente
provisionalmente

inalcanzable
otro

el artificio mediante el cual quiero alcanzar lo otro
el gesto infinitamente anhelante pero finalmente ineficaz
el intento por romper el solipsismo
que finalmente no es solipsismo
pues se sabe que lo otro me es externo
pero se sabe así mismo que su captación es representación

¿en donde me alcanza lo otro?
en lo inesperado
en su manifestación imprevista

(si el mecanicismo tiene lugar o no, es irrelevante: también el mecanicismo es inalcanzable, o en todo caso, no más que una proyección, una reconstrucción entre muchas)

pero no intento reconstruir nada. sólo constatar la presencia de lo otro.
de allí que la única experiencia epistemológicamente valiosa es la presencia.
la constatación de lo otro en tanto otro
inútil, farsante cualquier discurso
sólo presencia
la mismidad y lo otro mutuamente compareciendo ante sí
impenetrables

ocurriendo ambos
sucediendo al mismo tiempo

la simultaneidad misma siendo un tercero

el tercero: lo absolutamente otro

jueves, diciembre 20, 2012

divinorum 3


esto es
ahora
esta es la vida que he decidido tener
modesta
simple

¿por qué te empeñas en construir un mundo a partir de lo que esperas?
¿qué es
lo que esperas?

esto es todo lo que tiene que suceder
ahora
ni más ni menos
la suma de tus decisiones
pequeñas
el modo en que le hablas a tu esposa por la mañana
el modo en que abrazas a tu hijo
su sonrisa
y eso es todo

es bueno
si así lo has decidido

lo que te imaginas
lo que tu espíritu proyecta
lo que has decidido creer
las sumas y restas de las que tu mente es presa
tus compromisos con ideas y convicciones
todo
todo eso
eres tú

pero vives distante
ajeno
un ojo que mira al horizonte
a los confines del gran océano
a los lindes insondables del tiempo
esperando que aparezca
que la marea lo traiga
que suceda
mientras en casa
tu casa
el fuego cobija la espera de un porvenir siempre por llegar
lo que todavía no es
la luz que podría llegar
anhelando
anhelando

¿qué es lo que esperas?

¿qué es lo que tiene que suceder
para que vuelvas a este instante?

lunes, diciembre 10, 2012

divinorum 2


 no hay dios ni artìfice
solo nosotros
ahora
sin haber estado nunca antes
sino hasta ahora
ahora
palabra virgen que resuena en el vacío
su eco prolongado sin mayor duración que la del único segundo que existe
y yo
por primera vez aquí consciente
ahora
y sin embargo persistimos
en el relato autorreferente
lo que fuimos y la concordancia con la memoria
lo que hicieron otros
su mandato
su ley a ser quebrada
su misión a ser abandonada
las huellas múltiples de los que no están y usurpan el instante
humanidad que invoca al hombre
que se recupera a sí misma a través del otro
de lo que ha sido y querrá ser
sin estar en el momento
anhelando una hora más plena
espera inútil
porque ya todo existe
y así nuestros muertos arrebatando el presente
y muriendo así también nosotros
construyendo el relato
hilvanando la historia
la ideación imaginaria colectiva
el cerco invisible
la muralla de las palabras
nuestro merodeo infinito
inacabado
la narración de las palabras con las que hablamos de lo que por hacer todavía estamos empezando al final de esta frase
este sonido
esta coma
este silencio


persisto
intento

que callen las palabras
que maten a los intrusos
al discurso blasfemo que quiere fijar la nada

la lucidez pierdo
y vuelvo a mis rutinas
a mis esquemas sensatos
al hábito en la norma
a ser un día de la semana repetido entre los días de las semanas de hace más de treinta años
a ser una fecha en el tiempo
a la corrección en las palabras
la mesura en las costumbres
y la mesura ante todo
la habituación la adaptación y la merma
del exceso de espíritu
de trascendencia fuga o demencia
y al silencio que ya no es el instante
porque he vuelto con ustedes
a las jornadas dormido incierto
hasta ya no querer saber nada ni preguntarme
que el televisor alguien encienda
un cigarro
una cerveza
el reality show de turno
la evasión de lo que sea que esté ocurriendo
si por primera vez ya no importa
silencio
que callen a este orate
que se calle

pero en mi cabeza persistente
obstinada convicción desaparece
idea absurda de que algo sagrado está ocurriendo
algo y no yo
aquí ya amurallado
sentado interrogando
si alguna vez acaso
llegará la luz para quedarse

viernes, noviembre 23, 2012

divinorum

abrí la puerta
y recordé entonces
qué es y lo que era
que desde la eternidad
había decidido estar aquí
contigo
compartiendo una vida simple
la menesterosa existencia que es la de ser un hombre
simple
breve
tener hijos
crecer
reír y recorrer los intersticios del espacio y el tiempo
ser un individuo
y soñar
creer serlo todo
poseer un mundo
estrechar entre las manos las cosas
sin lograr sostener nada
hasta perder el aliento
los días
una vida
hasta disolverme finalmente
en el momento último en que abra los ojos

domingo, octubre 14, 2012


La Nada es la ausencia de todo significado. Lo Impensable.
Si lo que denomino Realidad, Ser, Existencia, no es más que la representación que, merced a mi finita condición y a mi voluntad de significado, me hago de ella, entonces lo otro, la cosa en sí más allá de su estar-representada por este que soy, es la Nada. 
Mis seres queridos, los lugares que transito, los objetos a los que mi atención se dirige, permanecen desconocidos y ajenos en cuanto a lo que ellos sean primariamente, antes de su aparición en mi conciencia. No estoy diciendo que haya una esencia, una substancia que descubrir en ellos: no es absurdo el que sean tan indeterminados como yo mismo. Pero hay algo en el mundo que no soy yo - donde ese "algo", lo otro, es infinito. In fi ni to.
He aquí entonces el esfuerzo de la voluntad de significado: el de alcanzar lo otro, testimoniar la otredad, y así, trascenderse. El amor es trascendencia, el estremecimiento de una otredad fascinante y abierta, el corazón de lleno en el misterio. La experiencia religiosa auténtica es trascendencia, el arrebatamiento del espíritu por lo absolutamente otro, y así la aniquilación del ego. La mescalina es trascendencia, desnudez de la consciencia, el retroceder de todo paradigma y con ello, el testimonio de lo familiar como desconocido, el asombro y el irradiar de la nada.
Experiencias, senderos y palabras. La esperanza, la convicción de la Nada. Arrojada la voluntad hacia adelante, hacia sus esfuerzos menudos, a la entrega en sus afectos, senderos y decisiones tomadas por la fe en lo impensable. 

Y sin embargo, el transitar dormido, la rutina en el pensamiento y así en las costumbres, cierran todo acceso a lo impensable. 
Sordamente, piensas: "Temo no ser, constatar mi propia ficción". Lo Otro es la amenaza de tu muerte.

Pero la muerte es condición de todo renacimiento.


domingo, julio 01, 2012

"esto es todo lo hay
el sendero acaba entre el perejil"

haikú anónimo

domingo, junio 24, 2012

algo dramático sucediendo
si en todas partes
todo ocurre al mismo tiempo

viernes, abril 20, 2012

...

extraviado y repetido abandoné el mundo
feliz vuelvo
descubrí que no existo

lunes, febrero 27, 2012

que existe. es. soy





Ya sin evidencias.
Ya sin acceso a simulacro o bosquejo alguno.
Sin comprensión ni hipótesis, sólo recuerdo, fotograma.
Certeza difusa pretérita:

Que existe.

Que es.

Que soy.

Claridad allende toda pregunta, realidad. Evento primero y ahora.

Pero esa luz no se queda.

¿Quién soy ahora?
¿Quién es este extraño habitante que ha usurpado la casa?

En mis hábitos y en la continuidad de mi memoria
creo poder reconocerme y respaldar que yo existo,
pero algo entiende en mí que no hay huésped.

Y a veces así ocurre
aunque con frecuencia decreciente
luz ingresa entre las cortinas y todo es luz un segundo.

Pero la luz no se queda
y entonces vuelvo a mi caverna
y persisto en esta vida mía
sin órbita y por inercia

descartada por disparate una intuición simple:
“vuelve a tu centro, vuelve”

domingo, abril 10, 2011

remembraza del fulgor



Every man is a star | Cada hombre es una estrella
every heart is a light | cada corazón es una luz
Take the night | Toma la noche
Into day | En día.
Born into the light | Nacido en la luz
it's your right | es tu derecho
cross the tracks | cruzar las vías
touch the sky | tocar el cielo.
Take the night | Toma la noche
into day | en día.

"Every Man", Bardo Pond


fiat lux

miércoles, agosto 25, 2010

Que lo valioso está en lo simple es un tópico. Lo simple per se no es argumento, sin considerar que, muy posiblemente lo simple esté lejos de serlo.

Pero pongo sobre la mesa las escasas piezas con que me he topado en mi camino. Las observo y me detengo en sus relaciones, y sin embargo, no puedo ver el puzzle. El sólo ejercicio de ver el orden es mi artificio, y en consecuencia, sólo me veo a mí mismo.


¿Puedo acaso ver algo más? En el mismo ejercicio, Descartes se detuvo en lo que consideró una verdad inalienable, su propia presencia que es su pensar, su pesquisa por el sentido inasible de su experiencia incomprensible.

Pero la experiencia está ocurriendo. No es sólo que este yo aquí en la experiencia – algo está ocurriendo, y si soy sensato, reconozco que ha ocurrido por mucho tiempo. Pero que la apelación a la sensatez no se considere el argumento: incluso si aquello de lo que tengo memoria fuera un sueño, ha ocurrido y en cierto modo continúa en este instante. Y en éste. Y en éste otro que sigue.

Está ocurriendo, y es aquí desde donde debo dar el salto. Pues la aberración está en mi percepción alienada, en la reflexión por la que marco la distancia y pienso desde la soledad de mis ideas. La aberración no es el pensamiento sino en el ejercicio, en la desvinculación objetivante, en el retiro perpetuo a las palabras, en la presencia incompleta. Pero apenas alcanzo a decir lo que pierdo al intentarlo; apenas aquí, me fugo, merodeando entre mis palabras que nada dicen.

Renuncio – y encuentro.

domingo, agosto 22, 2010

puntos suspensivos



Permitir, buscar, desarrollar una dimensión espiritual: ¿una perspectiva razonable? En un mundo plural y complejo, la multiplicidad de perspectivas es la norma. Las contradicciones políticas, culturales, humanas, son lo suficientemente radicales y dinámicas como para que nadie logre entender realmente qué es lo que está ocurriendo. Desde nuestra modesta orilla, observamos un mundo fracturado y en crisis, asediado por la industria de un deseo voraz, amenazado por la negligencia misma de los hombres que tripulan la gran máquina. Aquí y en todas partes percibimos los efectos de un habitar desordenado y sin proporción, desperdigado cada cual en sus apetitos, en sus costumbres y en su particular forma de ver el mundo. En el horizonte crepuscular, vemos arder las hogueras encendidas por las desmesuras del presente.

¿Qué hacer? No puedo dejar de sentir que soy yo quien está encendiendo esa hoguera, y creo que yo debería dejar de hacerlo. Pero no alcanzo a saber si estoy o no en lo cierto. Mi perspectiva es mi mundo, y mis valores son mi espejo. Intento razonar como si al hacerlo, no fuese yo quien lo piensa. Pero cuando lo intento, me veo confirmándome a mí mismo.

Y sin embargo me pregunto, ¿soy yo quien se imagina este problema?


Intento ser escéptico acerca de lo que pienso – no he de darme la razón tan fácilmente. Me digo: pierdes el tiempo, nada se está perdiendo realmente, ocúpate de otros problemas. ¿Acaso pueden tus acciones cambiar el rumbo inexorable de lo que no está en tus manos?

Después de todo, ¿qué es la filosofía? Generar ideas, respaldarlas en argumentos, exhibir o demostrar sus fundamentos, criticar sus contradicciones e inconsistencias. Así, deberíamos primero ocuparnos de definir quién es el sujeto que está presuntamente en crisis. Qué sistema de valores, qué modelo de sociedad, qué estructura política, qué trasfondo epistémico es el que está en crisis. Cuál es la crisis de la que hablamos, o qué es, en todo caso, una crisis. Articular esos conceptos con la diversidad de hechos, de conflictos sociales, de manifestaciones culturales, de la repartición de atribuciones y derechos, de la legitimación de unos discursos, de la exclusión de otros tantos. Y cuando hayamos definido todo esto con el rigor máximo, estudiaremos sus proyecciones, su vínculo con el legado de la historia del pensamiento, multiplicando la nación de las ideas como la fractal que se perpetúa a sí misma. Y después de tanto, habré olvidado de lo que me estaba ocupando.

Esto es hacer filosofía... (?)


Y sin embargo me pregunto, ¿qué importancia tiene todo esto? Desde la menesterosa perspectiva a la que me encuentro atado, se me hace inconcebible ocuparme de nada que no tenga verdadera importancia. Qué valor puede tener poblar el mundo de las ideas si no me ocupo de lo que ocurre. Lo que está ocurriendo ahora es la edición del periódico de mañana. En primera página, se publicará la muerte de un ciudadano local por obra u omisión de otro ser humano cualquiera. Se publicarán los entretelones de nuestras figuras de la televisión, las declaraciones de ediles y diputados, nuevas medidas de gobiernos que favorecen o no a la gente (depende de qué y de quiénes se trate). Y así también, serán muchas las noticias que no serán jamás publicadas: los efectos siempre locales del sistema que nos alimenta, las voces no legitimadas, las ideas políticamente incorrectas.

Como siempre, las caras del quiliágono son demasiadas como para ser concebidas y encerradas en un triste silogismo. ¿De qué lado de las ideas debemos estar, qué es importante y qué debemos hacer? Y mientras lo pensamos, el instante se ha diluido entre nuestros dedos. Nos hemos olvidado de la pregunta acerca de quiénes somos, porque perderíamos demasiado tiempo (una vida) en resolverla. Hemos preferido el compromiso con una imagen que no sabemos si es verdadera, pero que mantenemos consistente con lo que decidimos y con lo que hacemos persistir a fuerza de costumbres.

¿Es esto hacer filosofía? Alguna vez, afirmó Kant que las interrogantes fundamentales de la filosofía eran qué debo hacer, qué puedo conocer y qué puedo esperar. Pero ya a nadie le importan esas preguntas. La comprensión de lo que somos, de lo que podemos pensar, de lo que podemos decir y de lo que podemos hacer, se ha vuelto tan complicada, que perdemos las horas entre las líneas de esos razonamientos. Y mientras lo pensamos y nos decidimos por las ideas más granadas, anudamos nuestras acciones minúsculas y nuestros proyectos cotidianos a unos cuantos principios, y los enmarcamos en unos criterios razonables, sin olvidar, por supuesto, mantenernos al compás de las circunstancias. Puede ser o no que cambiemos el esquema más adelante, aunque para qué engañarse, puede ser que sólo terminemos por confirmar aquellas convicciones que una vez nos dijimos eran sólo provisionales.


Dejo de pensar en todo esto por un instante y miro por mi ventana. Garabateo estas palabras mientras un bus me traslada hasta mi casa, muchos kilómetros al sur de donde hace tan sólo una hora estuve hoy. Miro por la ventana y una sucesión de escenarios distintos desfilan sin pausa. Allí está la variedad de la vida del hombre, y más allá de los confines del pequeño asentamiento que es la vida de cada uno, la frugalidad de otras tantas formas que son silencio y vida – siempre, ante todo, vida. Desde esta ventana, todo parece repetido. Cada cinco kilómetros hay un paradero de buses, y a través de las cortinas dispares, en todas las casas los televisores sintonizan la programación de la noche. Aquí y allá, los peatones recorren todavía a estas horas las calles que seguramente transitan todos los días. ¿Qué es lo que hacen esas personas? Reconozco, ante todo, que siempre, algo nuevo. Las palabras que un hombre cualquiera pronuncia para un otro son siempre primeras y originales. Dichas así, como lo serán ahora, en este contexto, para esta otra persona y con el significado que sólo ahora puede tener, son irrepetibles.

Pero lo nuevo, sin la consciencia de su novedad intrínseca, es siempre repetido, y en eso está la paradoja. Sostenida en continuidad de lo que nos representamos que recordamos, la historia de cada cual persiste como una fábula contada por y para cada uno. La inercia de lo que ayer elegimos sólo puede ser consistente si hoy elegimos lo mismo. Y hasta que elegimos nos imaginamos.


¿Qué son todas estas preguntas y a dónde me llevan? Apenas lo sé, y sin embargo, descubrir su significado es lo que me importa. Y aunque no sea nada, siento que esto es hacer filosofía. Y una precisión más alcanzo a evocar. Pues para cuando decido terminar estas palabras, comprendo que volveré a mis costumbres y al compromiso con la imagen que tengo de mi mismo y de mi vida. Me sumergiré en mis relaciones con los otros, en determinadas preferencias, y quiéralo o no, mis infinitesimales decisiones repercutirán sobre el mundo y sobre mis congéneres, junto con las de todos los demás. ¿Qué es lo mejor que puedo hacer alli – aquí y ahora? ¿Qué valor le doy a todo eso? ¿Cómo voy a vivir a continuación? Dejo las palabras cuando reconozco que estas preguntas no son solamente determinantes para toda filosofía, sino que son además puerta para toda espiritualidad...

(Estos puntos suspensivos son lo que importa)


lunes, agosto 16, 2010

no basta un hombre
para cantar la canción del hombre
su pregunta perpetua
su merodeo en la ausencia
su oficio de costurero
para una realidad en retazos

no basta un hombre
para sostener el apetito del mundo
la saciedad buscada en la experiencia
en lo ajeno disperso
la intuición de la comunión imposible
bajo las formas distintas

un hombre
una vida
una historia
no dan abasto para este deseo inmenso
que hace proliferar su especie
saturando las calles
multiplicado en las voces
en las manos que dan y quitan
en el ingenio que extrae savia de las piedras
sed sin medida
que inflama mis venas y mueve mi carne
espacio y pregunta
a cerrarse quizá tan solo
con el último respiro

sábado, junio 26, 2010

r e t r o c e d e r


Para leer, para escribir estas palabras, debo retroceder desde la experiencia. Ya no soy alguien en presencia de las cosas, participando del coexistir con lo que ocurre. Soy una consciencia que escribe: “Ya no soy alguien en presencia de las cosas, participando del coexistir con lo que ocurre. Soy una consciencia que escribe: “


Retrocedo hasta mi evaluación de la experiencia. La hago pedazos, un puzzle. Analizo, relaciono, separo. La experiencia queda desmembrada en partes, ladrillos, conceptos que hacen pensamientos y enlaces a p entonces q.

Así ocurre, y en todo lo demás no hay misterio. Retrocedo hasta esta experiencia mental y aún con los ojos abiertos me amurallo en una madeja que no me deja ver, constelado de ideas y leyes racionales, asociaciones afectivas, impulsos primordiales, y esa suma de todas las imágenes de mis experiencias pasadas. Obstruido hasta por las intuiciones que me trajeron hasta aquí.

Pero todo este monólogo no está ocurriendo en el ahora.


El instante es lo que ocurre; sin embargo, nuestra atención se dispersa en ese dar un paso atrás desde el instante.


Y entonces me pregunto: por qué estoy aquí, qué debo hacer, qué puedo esperar.

Ya en la interrogación retrocedo y la realidad es dualidad ahora. Por este existir escindido, nace una inquietud (aunque no sepa cuál es o por qué) y un apetito infinito, voraz.

El hecho es que estoy. El deber es una construcción racional, y la razón debe buscar la mejor construcción posible – sin olvidar que es siempre una construcción. Debe porque puede concebir el mejor modo posible en que ocurra lo que depende de su voluntad, y de esa variedad de modos el mejor es lo preferible.

Esperar es no estar en lo que ocurre.


Quizá no sean estas ni las respuestas ni las razones suficientes – para discutirlo está el intelecto.

Pero todo ello es retroceder desde la presencia en la experiencia.


No las cosas, no los juicios sobre ellas, no mi ser afectado por las mismas. La presencia en la experiencia. Nada más es justo decir, nada más por añadir.

Da un paso atrás.

miércoles, mayo 19, 2010

recolecto las piezas del puzzle que guardo en el bolsillo
los dedos titubeando ciegos y ansiosos
hasta que cojo una ficha
y dice "ahora"

sobre la mesa
la tabula rasa que soy se pregunta
cómo encaja el ahora entre las sillas y la radio
mis manos y la luz de un día a medias

y sin embargo al mismo tiempo
como quien se viera a sí mismo desde el otro lado de la ventana
observándome en mi cara de puntos suspensivos
allí sentado con las piezas en la mano
me retiro y vuelo
distante y más pequeña la figura desde la ventana
mientras desde esta habitación me figuro
a una imagen
yo mismo
zafarme de la gravedad
flotar entre las ramas y desde allí sin parar hasta las estrellas
lúcido al fin
de que allí abajo
que estaba despierto solo soñaba

la fabulación persiste
sostenida en el espanto de reconocer
que el puzzle está completo
sin falta
en su desorden
en su desengranado ser disgregación, todo, partícula y fragmento
las frutas maduran y los hombres duermen
como el que cree que entiende estas palabras

nada falta
tomar las piezas
y elegir la figura siempre nueva del instante siguiente

sábado, mayo 01, 2010



Despierto en la niebla. Todo local cerrado, toda la gente en sus casas cuando se celebra en nuestro teatro el día del trabajo. Celebre usted, señor o señora, nuestra actuación colectiva, su participación en la charada, su mérito de máscara y títere.
Y trabajar, ¿para qué?
Soñé anoche que robaba un banco. Con dos desconocidos, nos hacíamos del dinero suficiente como para que ya no hubiesen mas estúpidas esas preocupaciones por lo que no debería haber ocupación en una vida que fuera verdadera.
Importa poco el transcurso del sueño. La única paradoja que rescato era el tener que seguir trabajando para ocultar que se era un ladrón. Pretender que lo que se tenía era el resultado del esfuerzo y no de la farsa, el timo, la gran mentira.

En seguida evoco las injusticias de este mundo de papel lustre, las desproporciones y el absurdo, pero me rehúso a hablar de ello.

¿Y si todo es sueño, qué sentido tiene todo esto?
Parece que mientras más dormido se está, y más prevalece la convicción de sí mismo en su ficción, más contento se debe estar en la performance de sí mismo. Pero como no puedo creer que esta parodia sea cierta, como ya no puedo sacarme de encima la noción clarísima de que todo es un puto montaje, estoy condenado a vivir aquí como de allegado, un tramoya sin gracia que grita tras bastidores "¡despierten, despierten!", mientras las marionetas representan su comedia y yo vuelvo a casa a comer el pan con mantequilla de mentira que reciben en pago todos los tramoyas del mundo.



sábado, abril 24, 2010

impromptu

en días grises como éste
miro al sol con los ojos cerrados
evocando el sol que ya no existe

en días tan grises
abro en vano las manos
cuando el corazón obtuso
amurallado por una melancolía extraña
por unas ganas de estar vivo
mientras en la contradicción absurda
respiro y pienso
y pienso en cómo se respira
y en como sería
si no pensara todo esto

en días tan grises
con la brújula atascada entre las tripas
con las certezas trizadas o en cenizas
un collage de la realidad se asoma por la ventana
con su caricatura de lo que deben ser las personas
subiendo a sus autos de papel lustre
vistiéndose en el celofán en descuento de tiendas que son cementerios de la vida
de la vida en la que no estoy tampoco
porque héme aquí escribiendo
para recordarme que debería estar despierto
y mientras lo recuerdo me hipnotizo
y me sigo el juego
hasta no llegar a nada
atiborrado en palabrería indigesta
atorado en la coma y en los puntos suspensivos

se me van así los días grises
mordiéndome la cola para que el tiempo pare
o para que las jornadas fueran otra cosa
y en desearlo un día más ya se ha ido
porque este deseo insensato
a la cordura no responde
porque ya lo dijo Artaud
que la sanidad es para los enfermos
y este soliloquio insano
no me hace mayor bien
que el de mantenerme conciente
de que estoy durmiendo
que esta fiebre se acabe
que se borren estas palabras
partiendo desde el punto último
mientras este suero no alivia el delirio
que alguien por favor
me lleve de vuelta a mi casa

miércoles, abril 14, 2010

[sin título 3]


algo llamado hogar
cobijo tibio y tierno
lugar anterior al lenguaje
posición fetal

¿a donde me llevan estos pasos hechos de palabra?
digo "felicidad"
y una voz encerrada en un sótano del corazón
evoca remanso y placidez
no más del dolor ni de la fatiga de las horas
ya no más del desgastado afán que no encuentra
irresuelto suspensivo
no más del merodeo a tientas
de la espera
del deseo
del trabajo

pero no es hacia allí donde vamos
corazón meloso
ni abrazarás de nuevo
a tu osito de felpa

no sabes adonde vamos
ni te servirá llenarte la boca de la sabiduría que no entiendes
porque el instante que sigue
no lo conoces ni lo esperas

apenas sabes
que el mandala se proyecta en lo extraño
para volver sobre sí mismo

martes, abril 06, 2010

Sombra crepuscular. Figura humana que se recorta contra un rojo incandescente, mientras un sol añoso declina tras vagas colinas que evocan porvenir. Su mano titubea y busca en los bolsillos un indicio que no encuentra. Se engaña el ojo si piensa que era ese manojo de llaves ahora en sus manos lo que ese gesto nervioso buscaba. Ese gesto y más nada: la figura permanece inmóvil, con una mirada sostenida en la espera de nada, en el transcurso repetido de lo que sin variación ocurre en cada atardecer. Cogido por el contraste del color, como si fuese la noche naciente la que lo estuviera mirando, el hombre una presa devorada por le penumbra.
El sonido de aves que migran a su morada le evoca una conversación. En alguna tarde perdida y sin fecha, una voz habló de esos cantos como si fuesen gritos, una naturaleza desgarrada en dolor, abierta en animalidad y absurdo, en desorden y sangre encerrada en un armatoste vivo. Y este, ese que evoca cualquier tontería mientras espera cualquier cosa, había tenido algo que responderle.
Pero de esa respuesta no queda nada, ni la certeza ni sus puntos suspensivos entre las monedas que restan de comprar un kilo de pan.

Alguno vez fue diferente. En las jornadas que hoy no son más que su relato, hubo un propósito y una tarea. Todos los senderos conducían hacia un norte cristalino, el fin en sí mismo que justificara el curso de las horas, el vestir de las máscaras, el trajín de una repetición ahora siempre nueva.

Pero de eso ya no más. Así que la figura gira sobre sí misma y vuelve a casa. Lo mismo, lo sabido, lo conocido otra vez. Insípido e incoloro, grisáceo circular y engranado, vestido de corbata como quien engrasa una pieza para que funcione, con su amasijo de buenos días y muchas gracias, caricatura que se sonríe y se ocupa del menester importante, cuadrado a fuerza del espacio que le toca en el puzzle, la misma firma y los mismos dientes, desplanchado en el vestir para marcar la diferencia que no interesa, llamado por su nombre cuando paga sus cuentas, su figura recortada contra el multicolor de las tiendas de descuento, su gesto en la caja, el manoseo de las monedas y la transacción cumplida.
Volver a eso. Como si fuese una opción y como si hubiese libertad en ello. Como si a alguien le importara que haga bien su trabajo, como si tuviesen un valor sus ideas, como si de algo sirviera todo esto.

El atardecer se ha ido a púrpura y solo su color persiste. Sin voz figura o pensamiento que ocupe el cuadro, sin nadie que espera cosa alguna, sin gesto inconcluso ni una pausa que le contenga. Más nada, unas luces que titilan, unas fauces que se cierran y un silencio que nada concluye.