lunes, noviembre 18, 2024

Oda a la Estupidez

 

 

Pensara el biógrafo

O cualquier clase de espectador que presenciase esta comedia

Que cantar a la idiotez constituye un agravio

Un atentado contra la dignidad de las letras

Un espantoso oprobio, ofensivo a la memoria de los literatos muertos.

 

Se siente – dirá el observador desconfiado –

bajo las sobrias lápidas moverse

El crujir de huesos honorables en sus mullidos féretros

El revivir súbito e inflamado

De los viejos poetas

De los prominentes nóveles que no se prestarían para estas tonterías.

 

Y sin embargo canto

A la idiotez consumada y completa

A la tontería redonda y simple

A la charada sagaz e insolente.

 

A la idiotez – mas no a cualquier clase de idiotez,

 

No a la del que se ufana con los logros ajenos

Al que proclama la importancia de sus méritos con tono solemne

No la del narciso delirante que presume sus títulos imaginarios.

 

“No estoy para espacios poco académicos,

Mi estatura de destacada figura no está para borrachos infantiles”

– Dirá una voz desde su encumbrada altura.

 

No canto, sin duda, a la seriedad de rigor mortis

A la sobriedad demasiado pronto póstuma.

 

No cantaría – no osaría hacerlo –

Al servil y al pusilánime

A las cáscaras del bótox y la silicona

Al confidente de las ratas.

 

Si se ha de cantar

Y por mucho que sea mofa

Ha de ser a algo por lo que valga hacer un brindis.

 

Canto y celebro

A la estupidez que se sabe y elige idiota

Al clown irreverente

A la irrupción ridícula que evitar no pueden

quienes conocen el absurdo destino de las cosas

 

Felicítese la parodia

Que en su broma acusa sin respeto

La ridiculez de las ficciones compartidas.

 

Oda al chiste impropio en el momento inoportuno

A la risa aguda y estridente.

 

Oda a la idiotez que se sabe idiota

Al que interrumpe con deliberada sandez

La homilía sacrosanta de los jefes

Y de las rúbricas bien construidas.

 

Celebro y aplaudo

al estúpido que después de un número arbitrario

Manda a chupar algo entonces.

 

Festejo la broma ridícula de los niños viejos, y que bien saben

Que somos siempre en el fondo

y hasta la hora en que se cierre el boliche

Sólo niños que juegan a ser adultos.

 

Celebro al payaso que se elige payaso, y que bien sabe

Que sólo la impostura es la respuesta a un mundo pomposo

Demasiado serio

Demasiado formal

Demasiado correcto.

 

Saben los bufones que tras los contornos impecables

De los horarios demarcados

Las galas emblemáticas

El desfilar de los estandartes y las banderas

Se esconde un absurdo espantoso.

 

Sabe el payaso que mira calaveras

Que se toman demasiado en serio su rol de alfil o paje

En un tablero de juegos con reglas que

– Olvidan las calaveras –

Son todas inventadas.

 

Qué espantosa comedia damos los adultos

Qué ridículos nos vemos en nuestro traje de ejemplar empleado

Pidiéndonos permiso para repetir pantomimas

Para ser nombrados en el noble espacio

Para ser parte de la soberbia ceremonia.

 

Bien pensada

La mofa también debiera recaer

Sobre la gravedad de estas letras:

Que alguien haga caer

– Por favor, lo imploro –

Una bombita de agua sobre mi cabeza.

domingo, noviembre 03, 2024

Un chico que llora

 


Te dije que soy un chico que llora?

Qué se conmueve como un tonto con el crepitar trémulo del naranja de la tarde

Con el colapso gracil de las olas en la orilla

Con la canción intermitente de las aves de la madrugada


Te dije que soy un chico que llora?

El firmamento diseminado sobre la bóveda infinita me hace sentir pequeño y breve 

Y el silencio entre los árboles 

Insignificante


Me conmueve la sonrisa de los niños 

La ternura de los gatos

La bondad de la lluvia, el petricor perfumado de la extensión que humedece

Me emociona todo

Las canciones cursis que entonan los borrachos

El color del musgo en la acequia 

La piel oxidada de las casas viejas

Las flores azules y pequeñas que se multiplican sin glamour a la orilla de las veredas

Todo me emociona

Porque soy un chico que llora


Y sin embargo nada 

Ni el despuntar del alba ni el incandescente arcoiris ni la grandeza del firmamento 

Nada

Conmueve este corazón sencillo 

Como tu mirada sonriendo en la mía

Tu mano en mi pecho 

Tu silencio en el mío 

Tu boca en mi aliento

Tu corazón agitándose con mi propia cadencia.


Y contemplo tu presencia 

Tu estancia extraordinaria en mi vida

Como un milagro que no comprendo

Como un evento cósmico del que la ciencia no se ha enterado

Como una revelación de la que debieran hablar los profetas.


No lo comprendo y no importa 

Porque como todas las cosas bellas que me emocionan

Se contemplan y se disfrutan mientras suceden

Y a tu abrazo me aferro 

En este instante pequeño y breve en la escala de los milenios del tiempo.

Nadie sabrá que nos quisimos frente a las olas

No sabrán de tus besos dulces

De tu ternura felina

De nuestro cariño sincero.


Las estrellas y el alba y el cantar intermitente de la lluvia

Continuarán por mucho tiempo 

Después de que nos hayamos ido

Los árboles seguirán cambiando sus hojas sin que importen las que vistieron antes

Y colonizarán otras criaturas estos valles 

Vendrán otras costumbres y otras estaciones.

El gran río renovará en su flujo todas las cosas y ya no estaremos.


Lo comprendo y no me importa 

Porque si el tiempo de esta vida no me alcanza para amarte 

Si los años que te prometo se hacen demasiado breves

Si la edad de los hombres es muy poca para llenarte de los gestos que tu corazón merece

Volveré todavía en la vida siguiente a buscarte.


Y si a la muerte no siguieran otras vidas

Y nuestras miradas no volvieran encontrarse

Volveré todavía 

Mis huesos abonarán las raíces de árboles y flores

Que darán vida a los insectos

Que darán vida a las aves

Y volveré en su canto

Y en la forma del viento

A coronar los colores del crepúsculo.


Para que otros chicos también lloren en la contemplación de la belleza

que recuerde sin saberlo y para siempre 

Que un día 

Un hombre sencillo te eligió y te quiso 

Como se quieren y atesoran las cosas bellas en este mundo


La jornada se hace corta 

Los años se aceleran 

El mundo es cruel e injusto

Todo proyecto está condenado a la muerte

Y sin embargo hoy 

Un chico que llora 

Te elige y te adora

Y aunque nada dure para siempre

Me rebelo contra la muerte de todas las cosas 

Porque hoy

Hoy 

Yo quiero estar contigo

Domingo de Primavera

 

Me visita la nostalgia

cuando un domingo de primavera

el asfalto partido de las calles solitarias

el follaje abandonado de los árboles urbanos

la bolsa del pan del niño que vuelve de la tienda

los perros errantes que ya no tienen casa

y mis gafas maltrechas y rayadas

reciben esta lluvia 

de domingo de primavera.


Me visita la nostalgia,

y sin embargo no quiero nombrarla

invocar su presencia 

conminar su espíritu gris

su ausencia algodonosa

su perfume triste

la cadencia de su danza 

    con las cortinas cerradas

    con la silla vacía 

    con las fotografías decoloradas en los muros

    con la memoria que se desliza por las mejillas.


De mi vida recuerdo

ante todo

momentos simples

anécdotas incompletas

narraciones insignificantes para quien las oiga.

¿A quién puede importar que jugaba en la alfombra 

con autitos de plástico y unos enanos de 4 años

en otras tardes de otros domingos en que

quizá 

también llovía?

¿A quién puede importarle

que mi viejo se tomara su chicha mientras hacíamos asados?

Que no conversábamos mucho

y que nuestra celebración sencilla 

era alabar el color que agarraba ese cordero 

girando sobre el eje del asador

mientras me convidaba una cerveza.


A quién puede importarle

(a nadie sin duda)

el perrito que murió cuando tenía siete años

la historia de mis cicatrices

el pan amasado de mi abuela

los amigos que ya no son

mis amores incompletos que he perdido por montones

las avenidas de Concepción en otoño

la plaza de Punta Arenas en invierno.


No quiero llamar a la nostalgia 

no quiero invocar estos sentimientos. 


Pero ya no soy yo quien escribe

me declaro en condición de secuestro:

la melancolía mueve mis dedos, 

levanta mis yemas y se ocupa de convocarse a sí misma.


Que dé testimonio - dice -

que se sepa que tuviste momentos felices

que se sepa 

que lo oigan todos

que no quede duda

que has amado, 

que los momentos dulces te visitaron, 

que la ternura estuvo contigo.


Que no se te olvide 

que el sol ha sido generoso 

que los abrazos que recuerdas, que la risa compartida

que todo el amor de las personas y los momentos que extrañas

fue real y fue sincero.

Esto es real: el amor y el reverso del amor,

la luz generosa de ese sol

pero también su inevitable ausencia 

en la tormenta de la madrugadas de café y silencio.


No puedo dejarte volver a esos momentos -  me dice -

pero está a mi alcance 

llegar a un trato con la lluvia y con la memoria

para que atesores 

cómo si fueran perlas y piedras preciosas

las lágrimas tibias de esta tarde 

de un domingo de primavera.

domingo, octubre 27, 2024

No me digas que no es cierto


No me digas que no es cierto

No declares que no es real

Que la intensidad de mi sentir

Que mi querer adolescente de hombre de cuarenta años

Son ilusiones

 

No confundas irrealidad con brevedad de las cosas.

 

Sí claro,

adoro tu temporada luminosa

tu sol radiante

tu primavera ardiente.

 

Pero en el girar inevitable de las cosas

La noche fría sigue a la luz del verano

 

Y cuando en el invierno las copas de los árboles pierden sus hojas

un aliento congelado abraza sus formas

y en sus manos nudosas no queda verdor, ni fruto ni flor.

Quiero adorar también la fragilidad de tus manos dolientes

la torsión ingrata del dolor en tus huesos

los contornos de tu alma fracturada

 

Déjame besar tu nostalgia muda

Contemplar desde lejos tu invierno distante

Tu ausencia ensimismada

La soledad de tu estancia en la cumbre nevada

 

Permíteme acompañarte en el tránsito irremediable de las cosas

En el desgaste, en la amargura, en el hastío.

 

No me digas que no es cierto

No confundas irrealidad con brevedad de las cosas


No digas que no es cierto

cuando en verdad un fuego me consume

cuando en verdad no duermo las horas suficientes

por compartir con las aves nocturnas el secreto sabor de tus labios

cuando me conmueve el vestido de las flores 

porque sus colores han escapado del crisol de tus ojos

Y porque cuando con esos ojos me miras

quieta

silenciosa

dulce

Yo desaparezco

olvido mi nombre, mi dirección y mi oficio

Y me disuelvo en tu contemplación diáfana

en la enigmática fragancia que habita entre tus pechos

en tu humedad sensual y tibia

en tu caricia envolvente 

en tu presencia menuda y felina.


No me digas que no es cierto

No confundas irrealidad con brevedad de las cosas


Me asumo pasajero, transitorio

Todas las estaciones llegan para retirarse 

Y ni siquiera las estrellas eternas

están ahí ya verdaderamente.


Pero en la fugacidad de las formas

entre la bruma cambiante del mundo

te elijo y te beso sin moderación ni recato

ahora

te estrecho entre mis brazos y me pierdo en tu cabello

ahora

extiendo hacia ti mi floresta de versos

y la amplitud de mi tacto

ahora

ahora elijo amarte

y vertir en tu cuerpo mi sudor, mi sangre y mi ceniza

ahora

aunque la condena sea la muerte inevitable

aunque el tiempo asesino tenga una cita final reservada para nosotros

te deseo, te quiero, en verdad me entrego y me pierdo en tí

ahora.


no digas que no es cierto

no confundas irrealidad con brevedad de las cosas.



domingo, junio 26, 2022

Kintsugi

 











se mudó a una casa, a las afueras del mundo

lejos del tráfico, de la panadería a cien metros

de los perros sueltos en las calles

de la comodidad de locomoción disponible en horarios regulares 


desde su ventana contempla

en la distancia

pequeñas aves rapaces danzando en trazos sinuosos

el perfil de su sombra sobre un horizonte discontinuo y forestal

la llamada lejana de un gallo

abejas curiosas que visitan el cristal de su burbuja campestre


el aire fresco expande sus costillas

la fragancia de los árboles se adhiere a notas de café negro y amargo

espera

respira


sabe que hay algo roto

una fractura

sabe que hay algo incompleto y partido

piensa

que con yoga y libros puede zurcir la herida

que con disciplina y trabajo puede remendar la fisura

embellecer con oro y pegamento, y ensamblar así los bordes afilados

unir las piezas de la vasija quebrada

restaurar la astillada forma

y así, seguir viviendo


pero a la luz de un sol de invierno

la fractura, sin embargo,

a veces,

sigue doliendo.



  

domingo, junio 19, 2022

Visita al Cementerio

 


Cuatro rosas de plástico
abrazan a un Cristo oxidado:
su semblante
sus costillas
y por el musgo y la lluvia
su fisonomía deformada y carcomida.
Su gesto tan solo persistente
su promesa inconclusa
sus manos abiertas y estrechando
un silencio sostenido, apacible y campestre.

Tus nietos bribones
se persiguen entre las callecitas en el vecindario de los muertos
merodean las tumbas sin pedir permiso
buscando la más curiosa, la más conspicua
el nombre más raro
la fecha más antigua.

Un techo de nubes grises
de la lluvia se abstiene todavía
y en la distancia resuena tan solo
intermitente y diáfana
la canción de las bandurrias y los loros.

¿Saldrás de tu mutismo, padre?
¿Te zafarás de tus tres metros de tierra
y harás a un lado las flores frescas que te traigo
para concluir esta pena callada
esta lágrima lenta
con uno de tus abrazos?



viernes, mayo 20, 2022

Premonición del Toro



Sueñas con un toro negro

irrumpiendo enorme

sus pezuñas toscas y torpes

su forma desmedida y bruta

bufando amenazante

intrusivo

crispado

violento


El toro - un hambre primordial y sin nombre

un rostro del ansia que corona la nada

tentáculo de la soledad y el miedo devorador de estrellas

                                        en el centro vacío y centrífugo de las galaxias

contorno áspero del vicio

emisario de una sed monstruosa y rota

espiral tortuosa hacia una saciedad imposible

buitre, toro y serpiente al mismo tiempo

insondable oscuridad de medianoche de los bosques malditos y rancios

sed

soledad

deseo

muerte

dolor


deseo y dolor, siempre


a medio camino de la madrugada

tengo miedo:

el animal negro resopla y golpea a la entrada de mi casa.


jueves, abril 21, 2022

Los Niños Rotos

 



todos los niños están rotos

pero no lo saben hasta que se hacen grandes


con sus ojos de gente vieja

se miran extrañados y tristes

y reconocerse intentan 

sin éxito

en espejos gastados


inútilmente persiguen 

palpando los surcos de unas manos ajadas

la motricidad de los juguetes que no son más

los peluches olvidados en su rasgaduras

el abrazo apretado de las personas que ya no


rotos

llevan a cuestas en maletas antiguas

fotografías y anotaciones para recordarse

para decirse que esos años imprecisos fueron ciertos

todos 

todos, menos las heridas que no envejecen

todo 

menos el temor a la soledad y a la gran noche


escribo al reverso de un retrato sin fecha:

un día anaranjado me volveré a encontrar con mi padre




Arrebol

algunas tardes

el rojo crepuscular logra descocer mis costuras viejas

y el zurcido metódico, el remendado trabajo de años de contener la herida

se vence

se abre

se expone


y la herida respira

inhala profundo el aire atareado de mis cuarenta años

inhala y hacia dentro

bajo una atmósfera densa, brumosa y púrpura

en medio de un bosque de ramas quebradas 

al borde un riachuelo modesto

sentado sobre la roca vestida de musgo

juega un niño que observa las golondrinas


su mano sostiene piedrecillas de colores

colecciones de hojas 

semillas y temores


rajado el cielo por un costado

abierto a dolores que no envejecen

un aliento repetido exhala su invierno 


el niño mira el enorme tajo cenital

y se pregunta si alguna vez

cuando sea grande y viejo

dejará de sentir esta soledad triste de chiquillo roto


es hora de volver a zurcir la herida



domingo, abril 25, 2021

Soy Arena

 




A veces, 

a veces cuando lo pienso,

cuando realmente me detengo, y pauso mis ocupaciones de hombre

Me doy cuenta.


Me doy cuenta, 

            y una sensación cálida y furiosa me incendia e irradia

            desde el corazón, hacia cada alvéolo, cada capilar y cartílago 

                            me inunda, me desborda, me sobrecoge y me lleva al llanto.

 

Me doy cuenta, y lo entiendo

que soy la arena

que habla y piensa

que de un hombre ha tomado la forma breve 

-                            -        un hombre más, apenas, entre las formas múltiples

                               igualmente esculpidas todas por la sucesión de otoños y crepúsculos 

          arbitrario y solo a la orilla del océano sin nombre

 

y entre las figuras diversas

mis hijos,

mi compañera,

mis padres,

                mis amigos

 

Durando brevemente

bajo el sol de mediodía

en el intersticio de las olas

en la pausa, en el instante evanescente,

en la fracción minúscula que asumimos garantizada

 

Soy

soy ahora

la arena

a ser borrada en la próxima marea

jueves, diciembre 27, 2012

divinorum 4




Se trata siempre
de esto que soy
esta consciencia
singular
esta mismidad simple
esta letra pequeña en el rincón de una página
esta proyección mental de mi mismo
en el intento imposible
desmesurado
la colectividad que es mis células, mis tejidos, la floresta que es mis músculos y mis huesos
abrazada en la inimaginable apertura a lo infinito
mis prolongaciones neuronales
el tejido completo de lo que estoy llegando a ser en este instante
arrojado
volcado por entero hacia lo absolutamente otro
fractal desplegada sobre el desplegarse de sí misma
mis extensiones innumerables
mi prolongaciones concretas
torpes
inconstantes
hacia el abrazo 
de lo otro

pero no lo encuentro
me constato a mi mismo
de vuelta
como un marinero que ha salido por la noche
ha soltado el bote
y se ha entregado a la penumbra
sin rumbo
sin meta
a la deriva y hacia la nada
sin estrellas
sin luna
el marinero y el océano

y silencio

y lanzo mis redes
allá
mucho más lejos de donde se dibuja el horizonte
allí donde el abismo es superficie vacía
donde olvido mi nombre
mis señas

sin historia
sin ruta precisa
el bote
la marea
el silencio

y encuentro nada
nada salvo a mi mismo
relatándome esta historia
narrándome y siendo al mismo tiempo en ella

mientras por la mañana vuelvo a casa
errabundo y ebrio de olvido
de la memoria de la flama no alcanzada
de extravío 
de pánico y locura

miro hacia el este
y sonrío

el sol es generoso y brilla

miércoles, diciembre 26, 2012

(apuntes filosoficos, no poema)

lo otro no es
pues "ser" es ya una objetivación
una categoría
un rótulo.

no es, ontológicamente hablando
es, desde el punto de visto de nuestra representación
desde una categorización arbitraria
conveniente
provisionalmente

inalcanzable
otro

el artificio mediante el cual quiero alcanzar lo otro
el gesto infinitamente anhelante pero finalmente ineficaz
el intento por romper el solipsismo
que finalmente no es solipsismo
pues se sabe que lo otro me es externo
pero se sabe así mismo que su captación es representación

¿en donde me alcanza lo otro?
en lo inesperado
en su manifestación imprevista

(si el mecanicismo tiene lugar o no, es irrelevante: también el mecanicismo es inalcanzable, o en todo caso, no más que una proyección, una reconstrucción entre muchas)

pero no intento reconstruir nada. sólo constatar la presencia de lo otro.
de allí que la única experiencia epistemológicamente valiosa es la presencia.
la constatación de lo otro en tanto otro
inútil, farsante cualquier discurso
sólo presencia
la mismidad y lo otro mutuamente compareciendo ante sí
impenetrables

ocurriendo ambos
sucediendo al mismo tiempo

la simultaneidad misma siendo un tercero

el tercero: lo absolutamente otro

jueves, diciembre 20, 2012

divinorum 3


esto es
ahora
esta es la vida que he decidido tener
modesta
simple

¿por qué te empeñas en construir un mundo a partir de lo que esperas?
¿qué es
lo que esperas?

esto es todo lo que tiene que suceder
ahora
ni más ni menos
la suma de tus decisiones
pequeñas
el modo en que le hablas a tu esposa por la mañana
el modo en que abrazas a tu hijo
su sonrisa
y eso es todo

es bueno
si así lo has decidido

lo que te imaginas
lo que tu espíritu proyecta
lo que has decidido creer
las sumas y restas de las que tu mente es presa
tus compromisos con ideas y convicciones
todo
todo eso
eres tú

pero vives distante
ajeno
un ojo que mira al horizonte
a los confines del gran océano
a los lindes insondables del tiempo
esperando que aparezca
que la marea lo traiga
que suceda
mientras en casa
tu casa
el fuego cobija la espera de un porvenir siempre por llegar
lo que todavía no es
la luz que podría llegar
anhelando
anhelando

¿qué es lo que esperas?

¿qué es lo que tiene que suceder
para que vuelvas a este instante?

lunes, diciembre 10, 2012

divinorum 2


 no hay dios ni artìfice
solo nosotros
ahora
sin haber estado nunca antes
sino hasta ahora
ahora
palabra virgen que resuena en el vacío
su eco prolongado sin mayor duración que la del único segundo que existe
y yo
por primera vez aquí consciente
ahora
y sin embargo persistimos
en el relato autorreferente
lo que fuimos y la concordancia con la memoria
lo que hicieron otros
su mandato
su ley a ser quebrada
su misión a ser abandonada
las huellas múltiples de los que no están y usurpan el instante
humanidad que invoca al hombre
que se recupera a sí misma a través del otro
de lo que ha sido y querrá ser
sin estar en el momento
anhelando una hora más plena
espera inútil
porque ya todo existe
y así nuestros muertos arrebatando el presente
y muriendo así también nosotros
construyendo el relato
hilvanando la historia
la ideación imaginaria colectiva
el cerco invisible
la muralla de las palabras
nuestro merodeo infinito
inacabado
la narración de las palabras con las que hablamos de lo que por hacer todavía estamos empezando al final de esta frase
este sonido
esta coma
este silencio


persisto
intento

que callen las palabras
que maten a los intrusos
al discurso blasfemo que quiere fijar la nada

la lucidez pierdo
y vuelvo a mis rutinas
a mis esquemas sensatos
al hábito en la norma
a ser un día de la semana repetido entre los días de las semanas de hace más de treinta años
a ser una fecha en el tiempo
a la corrección en las palabras
la mesura en las costumbres
y la mesura ante todo
la habituación la adaptación y la merma
del exceso de espíritu
de trascendencia fuga o demencia
y al silencio que ya no es el instante
porque he vuelto con ustedes
a las jornadas dormido incierto
hasta ya no querer saber nada ni preguntarme
que el televisor alguien encienda
un cigarro
una cerveza
el reality show de turno
la evasión de lo que sea que esté ocurriendo
si por primera vez ya no importa
silencio
que callen a este orate
que se calle

pero en mi cabeza persistente
obstinada convicción desaparece
idea absurda de que algo sagrado está ocurriendo
algo y no yo
aquí ya amurallado
sentado interrogando
si alguna vez acaso
llegará la luz para quedarse

viernes, noviembre 23, 2012

divinorum

abrí la puerta
y recordé entonces
qué es y lo que era
que desde la eternidad
había decidido estar aquí
contigo
compartiendo una vida simple
la menesterosa existencia que es la de ser un hombre
simple
breve
tener hijos
crecer
reír y recorrer los intersticios del espacio y el tiempo
ser un individuo
y soñar
creer serlo todo
poseer un mundo
estrechar entre las manos las cosas
sin lograr sostener nada
hasta perder el aliento
los días
una vida
hasta disolverme finalmente
en el momento último en que abra los ojos

domingo, octubre 14, 2012


La Nada es la ausencia de todo significado. Lo Impensable.
Si lo que denomino Realidad, Ser, Existencia, no es más que la representación que, merced a mi finita condición y a mi voluntad de significado, me hago de ella, entonces lo otro, la cosa en sí más allá de su estar-representada por este que soy, es la Nada. 
Mis seres queridos, los lugares que transito, los objetos a los que mi atención se dirige, permanecen desconocidos y ajenos en cuanto a lo que ellos sean primariamente, antes de su aparición en mi conciencia. No estoy diciendo que haya una esencia, una substancia que descubrir en ellos: no es absurdo el que sean tan indeterminados como yo mismo. Pero hay algo en el mundo que no soy yo - donde ese "algo", lo otro, es infinito. In fi ni to.
He aquí entonces el esfuerzo de la voluntad de significado: el de alcanzar lo otro, testimoniar la otredad, y así, trascenderse. El amor es trascendencia, el estremecimiento de una otredad fascinante y abierta, el corazón de lleno en el misterio. La experiencia religiosa auténtica es trascendencia, el arrebatamiento del espíritu por lo absolutamente otro, y así la aniquilación del ego. La mescalina es trascendencia, desnudez de la consciencia, el retroceder de todo paradigma y con ello, el testimonio de lo familiar como desconocido, el asombro y el irradiar de la nada.
Experiencias, senderos y palabras. La esperanza, la convicción de la Nada. Arrojada la voluntad hacia adelante, hacia sus esfuerzos menudos, a la entrega en sus afectos, senderos y decisiones tomadas por la fe en lo impensable. 

Y sin embargo, el transitar dormido, la rutina en el pensamiento y así en las costumbres, cierran todo acceso a lo impensable. 
Sordamente, piensas: "Temo no ser, constatar mi propia ficción". Lo Otro es la amenaza de tu muerte.

Pero la muerte es condición de todo renacimiento.


domingo, julio 01, 2012

"esto es todo lo hay
el sendero acaba entre el perejil"

haikú anónimo

domingo, junio 24, 2012

algo dramático sucediendo
si en todas partes
todo ocurre al mismo tiempo

viernes, abril 20, 2012

...

extraviado y repetido abandoné el mundo
feliz vuelvo
descubrí que no existo

lunes, febrero 27, 2012

que existe. es. soy





Ya sin evidencias.
Ya sin acceso a simulacro o bosquejo alguno.
Sin comprensión ni hipótesis, sólo recuerdo, fotograma.
Certeza difusa pretérita:

Que existe.

Que es.

Que soy.

Claridad allende toda pregunta, realidad. Evento primero y ahora.

Pero esa luz no se queda.

¿Quién soy ahora?
¿Quién es este extraño habitante que ha usurpado la casa?

En mis hábitos y en la continuidad de mi memoria
creo poder reconocerme y respaldar que yo existo,
pero algo entiende en mí que no hay huésped.

Y a veces así ocurre
aunque con frecuencia decreciente
luz ingresa entre las cortinas y todo es luz un segundo.

Pero la luz no se queda
y entonces vuelvo a mi caverna
y persisto en esta vida mía
sin órbita y por inercia

descartada por disparate una intuición simple:
“vuelve a tu centro, vuelve”

domingo, abril 10, 2011

remembraza del fulgor



Every man is a star | Cada hombre es una estrella
every heart is a light | cada corazón es una luz
Take the night | Toma la noche
Into day | En día.
Born into the light | Nacido en la luz
it's your right | es tu derecho
cross the tracks | cruzar las vías
touch the sky | tocar el cielo.
Take the night | Toma la noche
into day | en día.

"Every Man", Bardo Pond


fiat lux

miércoles, agosto 25, 2010

Que lo valioso está en lo simple es un tópico. Lo simple per se no es argumento, sin considerar que, muy posiblemente lo simple esté lejos de serlo.

Pero pongo sobre la mesa las escasas piezas con que me he topado en mi camino. Las observo y me detengo en sus relaciones, y sin embargo, no puedo ver el puzzle. El sólo ejercicio de ver el orden es mi artificio, y en consecuencia, sólo me veo a mí mismo.


¿Puedo acaso ver algo más? En el mismo ejercicio, Descartes se detuvo en lo que consideró una verdad inalienable, su propia presencia que es su pensar, su pesquisa por el sentido inasible de su experiencia incomprensible.

Pero la experiencia está ocurriendo. No es sólo que este yo aquí en la experiencia – algo está ocurriendo, y si soy sensato, reconozco que ha ocurrido por mucho tiempo. Pero que la apelación a la sensatez no se considere el argumento: incluso si aquello de lo que tengo memoria fuera un sueño, ha ocurrido y en cierto modo continúa en este instante. Y en éste. Y en éste otro que sigue.

Está ocurriendo, y es aquí desde donde debo dar el salto. Pues la aberración está en mi percepción alienada, en la reflexión por la que marco la distancia y pienso desde la soledad de mis ideas. La aberración no es el pensamiento sino en el ejercicio, en la desvinculación objetivante, en el retiro perpetuo a las palabras, en la presencia incompleta. Pero apenas alcanzo a decir lo que pierdo al intentarlo; apenas aquí, me fugo, merodeando entre mis palabras que nada dicen.

Renuncio – y encuentro.

domingo, agosto 22, 2010

puntos suspensivos



Permitir, buscar, desarrollar una dimensión espiritual: ¿una perspectiva razonable? En un mundo plural y complejo, la multiplicidad de perspectivas es la norma. Las contradicciones políticas, culturales, humanas, son lo suficientemente radicales y dinámicas como para que nadie logre entender realmente qué es lo que está ocurriendo. Desde nuestra modesta orilla, observamos un mundo fracturado y en crisis, asediado por la industria de un deseo voraz, amenazado por la negligencia misma de los hombres que tripulan la gran máquina. Aquí y en todas partes percibimos los efectos de un habitar desordenado y sin proporción, desperdigado cada cual en sus apetitos, en sus costumbres y en su particular forma de ver el mundo. En el horizonte crepuscular, vemos arder las hogueras encendidas por las desmesuras del presente.

¿Qué hacer? No puedo dejar de sentir que soy yo quien está encendiendo esa hoguera, y creo que yo debería dejar de hacerlo. Pero no alcanzo a saber si estoy o no en lo cierto. Mi perspectiva es mi mundo, y mis valores son mi espejo. Intento razonar como si al hacerlo, no fuese yo quien lo piensa. Pero cuando lo intento, me veo confirmándome a mí mismo.

Y sin embargo me pregunto, ¿soy yo quien se imagina este problema?


Intento ser escéptico acerca de lo que pienso – no he de darme la razón tan fácilmente. Me digo: pierdes el tiempo, nada se está perdiendo realmente, ocúpate de otros problemas. ¿Acaso pueden tus acciones cambiar el rumbo inexorable de lo que no está en tus manos?

Después de todo, ¿qué es la filosofía? Generar ideas, respaldarlas en argumentos, exhibir o demostrar sus fundamentos, criticar sus contradicciones e inconsistencias. Así, deberíamos primero ocuparnos de definir quién es el sujeto que está presuntamente en crisis. Qué sistema de valores, qué modelo de sociedad, qué estructura política, qué trasfondo epistémico es el que está en crisis. Cuál es la crisis de la que hablamos, o qué es, en todo caso, una crisis. Articular esos conceptos con la diversidad de hechos, de conflictos sociales, de manifestaciones culturales, de la repartición de atribuciones y derechos, de la legitimación de unos discursos, de la exclusión de otros tantos. Y cuando hayamos definido todo esto con el rigor máximo, estudiaremos sus proyecciones, su vínculo con el legado de la historia del pensamiento, multiplicando la nación de las ideas como la fractal que se perpetúa a sí misma. Y después de tanto, habré olvidado de lo que me estaba ocupando.

Esto es hacer filosofía... (?)


Y sin embargo me pregunto, ¿qué importancia tiene todo esto? Desde la menesterosa perspectiva a la que me encuentro atado, se me hace inconcebible ocuparme de nada que no tenga verdadera importancia. Qué valor puede tener poblar el mundo de las ideas si no me ocupo de lo que ocurre. Lo que está ocurriendo ahora es la edición del periódico de mañana. En primera página, se publicará la muerte de un ciudadano local por obra u omisión de otro ser humano cualquiera. Se publicarán los entretelones de nuestras figuras de la televisión, las declaraciones de ediles y diputados, nuevas medidas de gobiernos que favorecen o no a la gente (depende de qué y de quiénes se trate). Y así también, serán muchas las noticias que no serán jamás publicadas: los efectos siempre locales del sistema que nos alimenta, las voces no legitimadas, las ideas políticamente incorrectas.

Como siempre, las caras del quiliágono son demasiadas como para ser concebidas y encerradas en un triste silogismo. ¿De qué lado de las ideas debemos estar, qué es importante y qué debemos hacer? Y mientras lo pensamos, el instante se ha diluido entre nuestros dedos. Nos hemos olvidado de la pregunta acerca de quiénes somos, porque perderíamos demasiado tiempo (una vida) en resolverla. Hemos preferido el compromiso con una imagen que no sabemos si es verdadera, pero que mantenemos consistente con lo que decidimos y con lo que hacemos persistir a fuerza de costumbres.

¿Es esto hacer filosofía? Alguna vez, afirmó Kant que las interrogantes fundamentales de la filosofía eran qué debo hacer, qué puedo conocer y qué puedo esperar. Pero ya a nadie le importan esas preguntas. La comprensión de lo que somos, de lo que podemos pensar, de lo que podemos decir y de lo que podemos hacer, se ha vuelto tan complicada, que perdemos las horas entre las líneas de esos razonamientos. Y mientras lo pensamos y nos decidimos por las ideas más granadas, anudamos nuestras acciones minúsculas y nuestros proyectos cotidianos a unos cuantos principios, y los enmarcamos en unos criterios razonables, sin olvidar, por supuesto, mantenernos al compás de las circunstancias. Puede ser o no que cambiemos el esquema más adelante, aunque para qué engañarse, puede ser que sólo terminemos por confirmar aquellas convicciones que una vez nos dijimos eran sólo provisionales.


Dejo de pensar en todo esto por un instante y miro por mi ventana. Garabateo estas palabras mientras un bus me traslada hasta mi casa, muchos kilómetros al sur de donde hace tan sólo una hora estuve hoy. Miro por la ventana y una sucesión de escenarios distintos desfilan sin pausa. Allí está la variedad de la vida del hombre, y más allá de los confines del pequeño asentamiento que es la vida de cada uno, la frugalidad de otras tantas formas que son silencio y vida – siempre, ante todo, vida. Desde esta ventana, todo parece repetido. Cada cinco kilómetros hay un paradero de buses, y a través de las cortinas dispares, en todas las casas los televisores sintonizan la programación de la noche. Aquí y allá, los peatones recorren todavía a estas horas las calles que seguramente transitan todos los días. ¿Qué es lo que hacen esas personas? Reconozco, ante todo, que siempre, algo nuevo. Las palabras que un hombre cualquiera pronuncia para un otro son siempre primeras y originales. Dichas así, como lo serán ahora, en este contexto, para esta otra persona y con el significado que sólo ahora puede tener, son irrepetibles.

Pero lo nuevo, sin la consciencia de su novedad intrínseca, es siempre repetido, y en eso está la paradoja. Sostenida en continuidad de lo que nos representamos que recordamos, la historia de cada cual persiste como una fábula contada por y para cada uno. La inercia de lo que ayer elegimos sólo puede ser consistente si hoy elegimos lo mismo. Y hasta que elegimos nos imaginamos.


¿Qué son todas estas preguntas y a dónde me llevan? Apenas lo sé, y sin embargo, descubrir su significado es lo que me importa. Y aunque no sea nada, siento que esto es hacer filosofía. Y una precisión más alcanzo a evocar. Pues para cuando decido terminar estas palabras, comprendo que volveré a mis costumbres y al compromiso con la imagen que tengo de mi mismo y de mi vida. Me sumergiré en mis relaciones con los otros, en determinadas preferencias, y quiéralo o no, mis infinitesimales decisiones repercutirán sobre el mundo y sobre mis congéneres, junto con las de todos los demás. ¿Qué es lo mejor que puedo hacer alli – aquí y ahora? ¿Qué valor le doy a todo eso? ¿Cómo voy a vivir a continuación? Dejo las palabras cuando reconozco que estas preguntas no son solamente determinantes para toda filosofía, sino que son además puerta para toda espiritualidad...

(Estos puntos suspensivos son lo que importa)


lunes, agosto 16, 2010

no basta un hombre
para cantar la canción del hombre
su pregunta perpetua
su merodeo en la ausencia
su oficio de costurero
para una realidad en retazos

no basta un hombre
para sostener el apetito del mundo
la saciedad buscada en la experiencia
en lo ajeno disperso
la intuición de la comunión imposible
bajo las formas distintas

un hombre
una vida
una historia
no dan abasto para este deseo inmenso
que hace proliferar su especie
saturando las calles
multiplicado en las voces
en las manos que dan y quitan
en el ingenio que extrae savia de las piedras
sed sin medida
que inflama mis venas y mueve mi carne
espacio y pregunta
a cerrarse quizá tan solo
con el último respiro

sábado, junio 26, 2010

r e t r o c e d e r


Para leer, para escribir estas palabras, debo retroceder desde la experiencia. Ya no soy alguien en presencia de las cosas, participando del coexistir con lo que ocurre. Soy una consciencia que escribe: “Ya no soy alguien en presencia de las cosas, participando del coexistir con lo que ocurre. Soy una consciencia que escribe: “


Retrocedo hasta mi evaluación de la experiencia. La hago pedazos, un puzzle. Analizo, relaciono, separo. La experiencia queda desmembrada en partes, ladrillos, conceptos que hacen pensamientos y enlaces a p entonces q.

Así ocurre, y en todo lo demás no hay misterio. Retrocedo hasta esta experiencia mental y aún con los ojos abiertos me amurallo en una madeja que no me deja ver, constelado de ideas y leyes racionales, asociaciones afectivas, impulsos primordiales, y esa suma de todas las imágenes de mis experiencias pasadas. Obstruido hasta por las intuiciones que me trajeron hasta aquí.

Pero todo este monólogo no está ocurriendo en el ahora.


El instante es lo que ocurre; sin embargo, nuestra atención se dispersa en ese dar un paso atrás desde el instante.


Y entonces me pregunto: por qué estoy aquí, qué debo hacer, qué puedo esperar.

Ya en la interrogación retrocedo y la realidad es dualidad ahora. Por este existir escindido, nace una inquietud (aunque no sepa cuál es o por qué) y un apetito infinito, voraz.

El hecho es que estoy. El deber es una construcción racional, y la razón debe buscar la mejor construcción posible – sin olvidar que es siempre una construcción. Debe porque puede concebir el mejor modo posible en que ocurra lo que depende de su voluntad, y de esa variedad de modos el mejor es lo preferible.

Esperar es no estar en lo que ocurre.


Quizá no sean estas ni las respuestas ni las razones suficientes – para discutirlo está el intelecto.

Pero todo ello es retroceder desde la presencia en la experiencia.


No las cosas, no los juicios sobre ellas, no mi ser afectado por las mismas. La presencia en la experiencia. Nada más es justo decir, nada más por añadir.

Da un paso atrás.