martes, noviembre 26, 2024

No quiero usar palabras

 

No quiero usar palabras para decir que te amo.

La vida persistente, indefinida, ubicua, recursiva 

no exige de inútiles verbos

no los necesitan las aves que anidan en el hualle

no recurren a los versos las criaturas mansas que pastan el fruto de la tierra

ni precisan recordárselo las fieras que las acechan en el bosque.

 

Se vive o se muere

y la muerte no conservará lo que decían las palabras

la suavidad, la ternura de los besos que pudieron ser

que agrietaron su silencio para abrir un "te quiero" apenas susurrado.

 

La muerte conservará las palabras, sí

las sílabas y los pronombres 

los adjetivos dulces

las metáforas cursis

la anáfora completa y reiterada del "te adoro, me encantas".

E imitaran esas palabras que jugueteamos bajo las sábanas 

que nos queríamos contemplándonos sin decir nada

que interrumpíamos el ascenso trepidante de la carne

para compartir un chiste estúpido.

 

Dirán esas palabras 

que me perdía largamente 

en la fragancia espesa y frutal

que escondes más allá de tus orejas pequeñas.

Podrán decir incluso 

que mis heridas sanaban y mis fantasmas perdían por fin la batalla.

Que cuando no estabas conmigo, te hablaba por las noches 

en silencio tiernamente

aún en la distancia

purgando tus miedos

prometiéndote amarte al día siguiente

invocando tus dulces sueños

hablándote 

en silencio

solo porque podía hacerlo.

 

No quiero usar palabras para decir que te amo

no me sirve el vocabulario para mantener ardiente este sentir inflamado.

 

Quiero que sepas

que en el café que te preparo,

ya van dos de azúcar, una de café y un te amo.

Que va un te amo

en las canciones que repito cuando estás conmigo.

Que puse un te amo en el meme que te envié esta mañana.

Que cuando las aves cantaron al despuntar el alba

les dije que volaran hasta tu casa

para que canten por mi lo que siente este corazón.

Y si me asustan los dolores que atenazan tu cuerpo 

es porque en mi preocupación va un te amo

y también un terror espantoso

a imaginar una vida sin ti.

 

No quiero usar palabras,

porque los adjetivos no pueden abrazar tu forma menuda

Ni embriagarse en tus besos.

 

Se vive o se muere

y la muerte conservará tan solo las palabras

estas pobres estrofas sin rima 

este cariño inmenso traducido malamente al español.

 

Pero si sobrevivirán las palabras a la muerte 

entonces me retracto y te escribo 

te escribo y te insisto en figuras retóricas trilladas

en mi lirismo cursi y sin escuela

que te quiero

que te pienso

que te adoro.

 

Porque sin un día 

– como hiciera Albert Camus a María Casares

una mañana antes de morir en auto en la campiña francesa –

te escribiera

con tierno y anhelante deseo

una última carta,

querría que tuvieras cuando menos esto

estas palabras 

que conservaras y atesoraras para siempre estos versos.

Y así, aunque ya no pudiera

volver de la gran y final noche

para compartir la tibieza de estos labios y estas caricias que juegan a tocarte

ni hacerte sentir mi abrazo envolvente

sabrías que este amor

ahora y para siempre

lo es todo 

y que mientras sigas en este mundo

jamás morirá.

 


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