jueves, abril 21, 2022

Los Niños Rotos

 



todos los niños están rotos

pero no lo saben hasta que se hacen grandes


con sus ojos de gente vieja

se miran extrañados y tristes

y reconocerse intentan 

sin éxito

en espejos gastados


inútilmente persiguen 

palpando los surcos de unas manos ajadas

la motricidad de los juguetes que no son más

los peluches olvidados en su rasgaduras

el abrazo apretado de las personas que ya no


rotos

llevan a cuestas en maletas antiguas

fotografías y anotaciones para recordarse

para decirse que esos años imprecisos fueron ciertos

todos 

todos, menos las heridas que no envejecen

todo 

menos el temor a la soledad y a la gran noche


escribo al reverso de un retrato sin fecha:

un día anaranjado me volveré a encontrar con mi padre




Arrebol

algunas tardes

el rojo crepuscular logra descocer mis costuras viejas

y el zurcido metódico, el remendado trabajo de años de contener la herida

se vence

se abre

se expone


y la herida respira

inhala profundo el aire atareado de mis cuarenta años

inhala y hacia dentro

bajo una atmósfera densa, brumosa y púrpura

en medio de un bosque de ramas quebradas 

al borde un riachuelo modesto

sentado sobre la roca vestida de musgo

juega un niño que observa las golondrinas


su mano sostiene piedrecillas de colores

colecciones de hojas 

semillas y temores


rajado el cielo por un costado

abierto a dolores que no envejecen

un aliento repetido exhala su invierno 


el niño mira el enorme tajo cenital

y se pregunta si alguna vez

cuando sea grande y viejo

dejará de sentir esta soledad triste de chiquillo roto


es hora de volver a zurcir la herida