No me digas que no es cierto
No declares que no es real
Que la
intensidad de mi sentir
Que mi
querer adolescente de hombre de cuarenta años
Son ilusiones
No
confundas irrealidad con brevedad de las cosas.
Sí
claro,
adoro tu
temporada luminosa
tu sol
radiante
tu
primavera ardiente.
Pero en
el girar inevitable de las cosas
La noche
fría sigue a la luz del verano
Y cuando
en el invierno las copas de los árboles pierden sus hojas
un
aliento congelado abraza sus formas
y en sus
manos nudosas no queda verdor, ni fruto ni flor.
Quiero
adorar también la fragilidad de tus manos dolientes
la
torsión ingrata del dolor en tus huesos
los
contornos de tu alma fracturada
Déjame
besar tu nostalgia muda
Contemplar
desde lejos tu invierno distante
Tu
ausencia ensimismada
La
soledad de tu estancia en la cumbre nevada
Permíteme
acompañarte en el tránsito irremediable de las cosas
En el
desgaste, en la amargura, en el hastío.
No me
digas que no es cierto
No confundas irrealidad con brevedad de las cosas
No digas que no es cierto
cuando en verdad un fuego me consume
cuando en verdad no duermo las horas suficientes
por compartir con las aves nocturnas el secreto sabor de tus labios
cuando me conmueve el vestido de las flores
porque sus colores han escapado del crisol de tus ojos
Y porque cuando con esos ojos me miras
quieta
silenciosa
dulce
Yo desaparezco
olvido mi nombre, mi dirección y mi oficio
Y me disuelvo en tu contemplación diáfana
en la enigmática fragancia que habita entre tus pechos
en tu humedad sensual y tibia
en tu caricia envolvente
en tu presencia menuda y felina.
No me digas que no es cierto
No confundas irrealidad con brevedad de las cosas
Me asumo pasajero, transitorio
Todas las estaciones llegan para retirarse
Y ni siquiera las estrellas eternas
están ahí ya verdaderamente.
Pero en la fugacidad de las formas
entre la bruma cambiante del mundo
te elijo y te beso sin moderación ni recato
ahora
te estrecho entre mis brazos y me pierdo en tu cabello
ahora
extiendo hacia ti mi floresta de versos
y la amplitud de mi tacto
ahora
ahora elijo amarte
y vertir en tu cuerpo mi sudor, mi sangre y mi ceniza
ahora
aunque la condena sea la muerte inevitable
aunque el tiempo asesino tenga una cita final reservada para nosotros
te deseo, te quiero, en verdad me entrego y me pierdo en tí
ahora.
no digas que no es cierto
no confundas irrealidad con brevedad de las cosas.