domingo, junio 26, 2022

Kintsugi

 











se mudó a una casa, a las afueras del mundo

lejos del tráfico, de la panadería a cien metros

de los perros sueltos en las calles

de la comodidad de locomoción disponible en horarios regulares 


desde su ventana contempla

en la distancia

pequeñas aves rapaces danzando en trazos sinuosos

el perfil de su sombra sobre un horizonte discontinuo y forestal

la llamada lejana de un gallo

abejas curiosas que visitan el cristal de su burbuja campestre


el aire fresco expande sus costillas

la fragancia de los árboles se adhiere a notas de café negro y amargo

espera

respira


sabe que hay algo roto

una fractura

sabe que hay algo incompleto y partido

piensa

que con yoga y libros puede zurcir la herida

que con disciplina y trabajo puede remendar la fisura

embellecer con oro y pegamento, y ensamblar así los bordes afilados

unir las piezas de la vasija quebrada

restaurar la astillada forma

y así, seguir viviendo


pero a la luz de un sol de invierno

la fractura, sin embargo,

a veces,

sigue doliendo.



  

domingo, junio 19, 2022

Visita al Cementerio

 


Cuatro rosas de plástico
abrazan a un Cristo oxidado:
su semblante
sus costillas
y por el musgo y la lluvia
su fisonomía deformada y carcomida.
Su gesto tan solo persistente
su promesa inconclusa
sus manos abiertas y estrechando
un silencio sostenido, apacible y campestre.

Tus nietos bribones
se persiguen entre las callecitas en el vecindario de los muertos
merodean las tumbas sin pedir permiso
buscando la más curiosa, la más conspicua
el nombre más raro
la fecha más antigua.

Un techo de nubes grises
de la lluvia se abstiene todavía
y en la distancia resuena tan solo
intermitente y diáfana
la canción de las bandurrias y los loros.

¿Saldrás de tu mutismo, padre?
¿Te zafarás de tus tres metros de tierra
y harás a un lado las flores frescas que te traigo
para concluir esta pena callada
esta lágrima lenta
con uno de tus abrazos?



viernes, mayo 20, 2022

Premonición del Toro



Sueñas con un toro negro

irrumpiendo enorme

sus pezuñas toscas y torpes

su forma desmedida y bruta

bufando amenazante

intrusivo

crispado

violento


El toro - un hambre primordial y sin nombre

un rostro del ansia que corona la nada

tentáculo de la soledad y el miedo devorador de estrellas

                                        en el centro vacío y centrífugo de las galaxias

contorno áspero del vicio

emisario de una sed monstruosa y rota

espiral tortuosa hacia una saciedad imposible

buitre, toro y serpiente al mismo tiempo

insondable oscuridad de medianoche de los bosques malditos y rancios

sed

soledad

deseo

muerte

dolor


deseo y dolor, siempre


a medio camino de la madrugada

tengo miedo:

el animal negro resopla y golpea a la entrada de mi casa.


jueves, abril 21, 2022

Los Niños Rotos

 



todos los niños están rotos

pero no lo saben hasta que se hacen grandes


con sus ojos de gente vieja

se miran extrañados y tristes

y reconocerse intentan 

sin éxito

en espejos gastados


inútilmente persiguen 

palpando los surcos de unas manos ajadas

la motricidad de los juguetes que no son más

los peluches olvidados en su rasgaduras

el abrazo apretado de las personas que ya no


rotos

llevan a cuestas en maletas antiguas

fotografías y anotaciones para recordarse

para decirse que esos años imprecisos fueron ciertos

todos 

todos, menos las heridas que no envejecen

todo 

menos el temor a la soledad y a la gran noche


escribo al reverso de un retrato sin fecha:

un día anaranjado me volveré a encontrar con mi padre




Arrebol

algunas tardes

el rojo crepuscular logra descocer mis costuras viejas

y el zurcido metódico, el remendado trabajo de años de contener la herida

se vence

se abre

se expone


y la herida respira

inhala profundo el aire atareado de mis cuarenta años

inhala y hacia dentro

bajo una atmósfera densa, brumosa y púrpura

en medio de un bosque de ramas quebradas 

al borde un riachuelo modesto

sentado sobre la roca vestida de musgo

juega un niño que observa las golondrinas


su mano sostiene piedrecillas de colores

colecciones de hojas 

semillas y temores


rajado el cielo por un costado

abierto a dolores que no envejecen

un aliento repetido exhala su invierno 


el niño mira el enorme tajo cenital

y se pregunta si alguna vez

cuando sea grande y viejo

dejará de sentir esta soledad triste de chiquillo roto


es hora de volver a zurcir la herida